Es uno de los parajes más bellos que podemos encontrar en Suiza. Como ya contamos en nuestra anterior entrada sobre la visita al Lago Negro de Suiza, situado en la región de Friburgo, los tópicos se caen por su propio peso.
Rodeado de prados verdes y montañas, el Lago Negro es un entorno adecuado para disfrute de las familias. La primera oferta familiar es, sin duda, disfrutar como mínimo de la Naturaleza y de las vistas, porque este valle se encuentra rodeado por praderas que ganan poco a poco inclinación y altura hasta llegar a las cumbres que lo forman: el Schwyberg (1628 m), Les Reccardets y el Spitzfluh con casi 2000 m y el Kaiseregg, este último con una altura de 2185 m.
Ni que decir tiene, que después de admirar las vistas, lo siguiente que puede hacer la familia al completo es darse un baño en las aguas sulfurosas del lago, lo que hace que desde hace 200 años éste sea un lugar muy visitado. A partir de aquí, está bien moverse y lo mínimo que se despacha en senderismo está preparado para animar a los más pequeños a caminar. La ruta que rodea el lago se puede hacer en algo más de 1 hora, sin demasiada prisa y parando en las diversas actividades que se proponen a los pequeños: leyendas y cuentos de la zona sobre brujas, sobre dragones, sobre serpientes, sobre los célebres Heidi y Pedro; y todo acompañado con juegos al lado del camino para que no se haga pesada ni aburrida la caminata. Además seguro que se entretienen viendo pastar a las vacas a la misma vera del camino, que son las que ponen con sus enormes cencerros la banda sonora del lugar (No, no lo preguntes, no son lilas. Otro tópico menos) O puede que se sorprendan al ver el rinconcito reservado a los creyentes donde, aprovechando un gigantesco hueco en la roca, se encuentra una Virgen.
Mediada la ruta, y por el mínimo precio de 15 minutos más caminando, puedes desviarte para ver una cascada de 30m de altura procedente de La Balisa (1713 m). Pero si la familia no quiere moverse caminando, algo a lo que es difícil resistirse, existen trineos con raíles para los niños, y no tan niños, a los que les guste descender por una ladera inclinada a toda velocidad, pueden alquilar una barca a pedales para disfrutar del valle desde el mismo centro del lago y muchos entretenimientos más.
Aparte del turismo familiar, con niños, el resto de viajeros y turistas tienen ofertas de ocio para ellos según sus necesidades, partiendo de la base de que, el que viene aquí, viene a disfrutar tanto descansando, por ejemplo en el spa del Hostellerie am Schwarzsee, como participando activamente de ella haciendo senderismo o ciclismo de montaña, desde un nivel apto para todos los públicos en adelante.
Uno, que se ha batido en mil batallas por rutas de media y alta montaña sin señalizar, agradece el cuidado con que la Oficinas de Turismo de la Región de Friburgo y la local de Schwarzsee mantienen señalizados senderos y caminos para senderistas y ciclistas, tanto sobre el papel como sobre el terreno. Y aquí ya cada uno elige su dificultad, puedes desplazarte a la población cercana de Charmey a una distancia de unas 3 horas andando y con una dificultad media, subir a la mencionada Balisa (5h) o elegir otra de hasta 2 días que te llevará desde aquí hasta el valle del glaciar de Breccaschlund, donde a principios del verano disfrutarás, aún más, de la naturaleza en estado puro. Tanto en el portal de la Oficina de Turismo de Suiza, como en Wikiloc puedes encontrar una gran variedad de rutas para elegir.
Como recompensa al esfuerzo que realices, o incluso después de estar toda la tarde bañándote en el lago, no existe otra opción mejor que disfrutar delante de una mesa de las delicatessen que te ofrece la Región de Friburgo. Para esto, una recomendación encarecida, el restaurante Mösli, a unos 5 minutos desde el lago en dirección a Friburgo. Es un buen sitio para disfrutar de las carnes del lugar, de los quesos, y del vino… y de un larguísimo etc. en un ambiente familiar, que lleva recibiendo a sus clientes desde hace más de 100 años.
Tan buen aspecto tiene el verano aquí, que ahora lo que me cuesta creer es que en invierno estas praderas y sus cumbres permanezcan heladas y cubiertas de nieve. Y que donde ahora hay agua y familias disfrutando de un baño al sol o de las praderas, hay hielo, y los nadadores se convierten en patinadores o disfrutan con un partido de curling. Y que aún así, se pueda disfrutar de la naturaleza haciendo las rutas con raquetas, practicando esquí nórdico o esquiando los 22km de pistas que hay. Pero esta faceta de deportes de invierno era conodida por todos. Uno se lleva la grata sorpresa de haber comprobado que Suiza, en verano, se convierte de verdad en el país del agua como promocionan. Los miles de lagos suizos esperan al viajero para refrescarle las vacaciones, sin cerrar las puertas desde el más pequeño al más grande. Y el lago Negro en particular no podía ser mejor puerta de entrada a la Región de Friburgo, donde nos esperan La Gruyère o la misma capital: Friburgo.
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