Ya sé qué es. Claro, es la mirada. Desde que he llegado a Jordania había algo que me inquietaba. No era el calor, no era la extrañeza de sentirte occidental en uno de los países más cosmopolitas del globo, era la mirada. Sobre todo los hombres, que son los que pueden mirar a los ojos, proyectaban una intensidad como si sus ojos despidieran alguno de aquellos rayos con los que Superman hacía valer su nombre.
Y pedía, una cosa, sólo una única cosa: no nos abandones. Ante la nueva situación geopolítica y de estrategias en Oriente Medio, las llamadas primaveras árabes y los larvados conflictos del avispero del mundo, ellos sólo piden que confíes, que comprendas…que no tengas miedo.
La nueva realidad impone a Jordania consolidarse como destino turístico. Ya no es suficiente venir de paso para Egipto, Siria o Israel. Ahora es el turno de la mayoría de edad, de soltar la mano de los padres y comenzar a andar solos. Y lo quieren intentar, aprovechando su excepcional patrimonio, su mezcla multicultural, su variada gastronomía y, sobre todo, su paz.
Desde que he llegado a Jordania, en el agradable vuelo con Royal Jordanian, no hemos tenido ni un sólo sobresalto. Pero es que tampoco lo esperábamos, al menos yo no. Ni lo espero tampoco. Precisamente, cuando Globally contactó conmigo para ofrecerme la posibilidad de visitar Jordania invitado por la Oficina de Turismo, lo primero que pensé fue en que es el oasis de Oriente Medio.
Mientras a su alrededor surgen guerras civiles y conflictos por doquier, Jordania siempre ha estado en un papel conciliador y equilibrado. Así que, ahora miran interrogantes para descubrirse como son, francos, algo aburridos, amables, y con la mejor predisposición para mostrar sus riquezas culturales y sociales.
Prueba de esa riqueza cultural la encontramos en Amman. La capital de Jordania, donde viven 3 de los 6 millones que habitan el país guarda uno de los mejores cascos antiguos de todo Oriente Medio. El reciente cierre de algunos de sus típicos zocos, no ha impedido que su atractivo siga siendo el de una joven cortejada pero con miedo al compromiso. La Ciudadela, Jerash o algunos de sus modernos locales nocturnos son una oferta tentadora para el visitante que, no debe verla como una ciudad de paso a Petra, sino como una capital cosmopolita, no demasiado caótica y multicultural.
Y Petra, qué decir de Petra que no se haya contado ya. La joya de la corona jordana que hiciera famosa Steven Spielberg, Indiana Jones y la última cruzada. El pueblo nabateo excavó la ciudad entre rocas hace más de 2.000 años, convirtiéndose en un enclave estratégico en la ruta de la Seda.
Los romanos matuvieron durante algún tiempo su esplendor hasta que poco a poco fue cayendo en el olvido. Un explorador la redescubrió a finales del siglo XIX.
Recorrerla a la luz de las velas es una de las experiencias más maravillosas que un ser humano puede vivir. Es un sentimiento de paz como el que se puede sentir en el interior de una iglesia o en los momentos de conciencia tranquila.
Lo que surgió como idea turística se ha convertido en símbolo de una nación que busca complicidad pero también despojarse de las ideas preconcebidas que lastran su consolidación. Hasta que lo logren seguirán con esa mirada, que hiere pero no mata.
Wadi Mousa, Petra, 8 de julio de 2011
Te felicito por este artículo tan inspirador.
Jordania me parece un destino fascinante y espero poder visitarlo algún día.Creo que das en la clave cuando aclaras que no has sufrido «ningún sobresalto» Yo tampoco lo esperaría pero es cierto que mucha gente tiene recelos en visitar cualquier país donde las mujeres cubran su cabeza con un velo en una generalización absurda fruto de un desconocimiento total del islam.Vengo observando desde hace un tiempo que cuando llega la temporada de elegir destino veraniego los informativos dedican especial atención a cualquier altercado fuera de nuestras fronteras, en especial si es en un pais árabe del Mediterraneo.De alguna manera funciona, pues conozco varios casos de gente que ha cancelado sus viajes por noticias que en otra temporada no ocuparían más que una reseña en las páginas interiores de la prensa escrita.Antes de ir a Egipto, Turquía o Tunez, países tan seguros como Jordania tuve que aclarar a mis padres que ni eran peligrosos, ni estaban en guerra,ni me iban a tirar piedras por ser una mujer…Es increible, pero así es. El lado bueno es que estas confusiones se quitan viajando y leyendo crónicas como la tuya.
Tu comentario enriquece el artículo. No debería responderte pero si lo hago es para agradecerte que lo hayas escrito. Un abrazo.
Mmmm, Jordania, cuantas ganas le tengo. Haz de tus ojos los nuestros y sigue contando todo lo que puedas de allí. Un abrazo y sigue disfrutando.
Me quedan todavía varias crónicas por publicar así que tendremos para rato de Jordania. Por mi experiencia, así de manera express te diré que es un país muy tranquilo, en el que la gente no es ni muy simpática ni lo contrario y que guarda secretos maravillosos como Petra. Lo malo es que es caro y no cuidan demasiado el turismo, están en ello, así que esperemos que mejoren en estos aspectos.
Qué mundo tan desconocido, donde cada cosa debe ser un descubrimiento! Bellísimas fotos!
Muchas gracias Inés. Tú vives muy lejos de los paises árabes pero para nosotros forman parte de nuestro ADN, estuvieron en nuestro país muchísimos años, así que son como los hermanos mayores de los actuales españoles. Espero que algún día tengas la gran suerte de visitar alguno de ellos y conocer una cultura increible que algunos se empeñan en relegar a fanatismo.