Los Ángeles, un pueblo con piel de ciudad (1 de 3)

Los Ángeles, California, coche de policía
Cruce de calles en Los Ángeles

Las ciudades no son ni más cómodas ni más incómodas, ni más bellas ni más feas, ni mejores ni peores. En este aspecto son como las personas, cada una tiene su fisionomía, su manera de ser, su ritmo de vida y  su capacidad para amar o rechazar a alguien. Nuestra relación con ellas atiende a estas premisas.

Paseo de la Fama, Los Ángeles, California, Estrella de Alfred Hitchcock
El Paseo de la Fama y algunos parroquianos

Siempre que viajamos es inevitable llevar una imagen preconcebida del destino. Es lo que se conoce como prejuicio. El cine, la literatura, los documentales, cada vez más los blogs, la fotografía, lo que nos cuentan verbalmente, la música inspirada en ellas…. Son muchos los condicionantes que nos predisponen a la hora de aterrizar en el lugar al que nos dirigimos. No podemos aislarnos, somos seres sociales y cada vez es más difícil vivir recluido, sin escuchar, ni leer o ver lo que nos cuentan. Si además eres de los que se informan de todo, se empapan de cada libro que cuenta una historia sobre tu destino, te miras todos los documentales y visitas y preguntas en los bitácoras de personas que han estado allí antes y te pueden transmitir su experiencia, mucho peor. Pero bueno, no desesperes, si te sirve de algo que sepas que eres uno de los nuestros.

Huellas de los Hermanos Marx en el Teatro Chino, Hollywood, Los Ángeles, California
Huellas de los Hermanos Marx frente al Chinesse Theater

Es tal la cantidad de información de todo tipo que podemos y, en muchos casos, debemos obtener, que llegar con la mente en blanco y totalmente virgen es una utopía. Así que es inevitable hacerse una idea del destino. Unas veces esa imagen mental será mejor, esperamos encontrar la ciudad que habíamos respirado en las páginas de esa fantástica novela tan bien escrita y que tanto nos emocionó. Otras, la sensación no diré que será peor pero sí más agridulce, esperando no encontrar aquello de lo que nos advirtieron o que se disipe una vez allí. Por ejemplo, ¿a quién no lo han contado historias de robos en hoteles, pensiones, etc. en tal o cual lugar? Lógicamente esperas que a ti no te ocurra, pero a veces sí que ocurre.

Carteles en una pared de Los Ángeles, California
Suburbios en Los Ángeles

Y como a las personas, los grandes acontecimientos las convulsionan. La celebración de una Olimpiada o de una Exposición Universal, el sufrir un terremoto o cualquier otro desastre que se lleve por delante vidas humanas, marca no sólo la fisonomía de un lugar, de un conjunto social, sino también su actitud y su futuro.

Cartel de Neón en un bar de Los Ángeles, California
Locales y cárteles de Neón en LA

Los Ángeles no es diferente. La ciudad cuna del entretenimiento es, sin embargo,un pueblo algo soso, desierto y cálido. Pero es como la imaginaba, no me ha defraudado en absoluto, por eso me gustó. Cuando todavía no había pisado California, me imaginaba conduciendo por Inglewood camino de Santa Mónica, escuchando el Surfin Boarders de  The Tornadoes. Al llegar allí lo hice. Fue fantástico. Y esperaba que fuera una ciudad en los brazos del hard rock, no sólo por el Rainbow Bar & Grill y el Whisky a GoGo sino por su estética y su hospitalidad. Y lo es.

Guitarra, Estudios Universal, Universal Studios, California, Los Ángeles
Una guitarra preside el Universal Studios

Y como no me la imaginaba con el glamour de las estrellas, recluidas en sus mansiones de Beverly Hills o Bel Air, pues no me defraudó. Al contrario, me sorprendió que fuera una ciudad cómoda para conducir, algo que no había leído en ningún sitio. Me contaron que era un caos, pero después de haber estado al volante de un coche por la noche y por el día, puedo decir que es una ciudad cómoda para ir al volante, perfectamente señalizada y con un tráfico moderadamente fluido.

Hollywood Boulevard, cartel de hollywood, los ángeles, california
Cartel de Hollywood desde el centro de la ciudad

Abarcar Los Ángeles es práctica casi imposible, su enorme extensión ha provocado una gran dispersión y una consiguiente poca actividad en sus calles. Si a mediodía,  quitando Hollywood y Sunset Boulevard, ves poca gente por la calle, por la noche cruzarse con alguien puede ser hasta sospechoso.

Paseo marítimo de Santa Mónica, Los ángeles, california
Músico callejero en Santa Mónica

Su poca uniformidad como ciudad tiene mucho que ver con la cantidad de comunidades étnicas que viven en el área urbana. Chinatown, Koreatown, barrios de afroamericanos, barrios de hispanos, áreas con mansiones de lujo, playas a gusto del consumidor… Todas ellas zonas con su propia identidad, a través de un lenguaje único y una arquitectura singular, y enlazadas con el resto de la ciudad a través de una tupida red de carreteras.

Playa Venice Beah, Los ángeles, california
Una Van en el parking de Venice Beach

Como unión con su pasado más reciente queda el centro histórico, un lugar en el que las huellas españolas todavía se dejan sentir en forma de monumento.

Vistas desde el ayuntamiento de Los Ángeles, California
Vistas desde la terraza del Ayuntamiento de Los Ángeles

Los Ángeles es predecible, no defrauda porque responde a su estereotipo. Es una ciudad guardada en formol y que combina como un cóctel extraño edificios de una planta con poderosos rascacielos (los menos), pobreza con lujo y entretenimiento con soledad. Es como si tuviera miedo a un desarrollo que pusiera en peligro su identidad.

9 COMENTARIOS

  1. Tengo que reconocer que comparto tu opinión. Es imposible no llevar una idea preconcebida. En mi caso, luché contra todas esas personas que me decían que ni pasase por LA, que no me iba a gustar… y con unas expectativas nulas, tengo que decir que me decepcionó, sobre todo Hollywood Blvd. Cómo me gustaría poder visitar tantos lugares sin conocer nada sobre ellos, el viaje sería mucho más personal y auténtico.

  2. Hola José!
    Acabo de descubrir tu blog vía twitter, ya ni sé cómo llegué, empecé a tocar links y aterricé acá 🙂
    Estoy de acuerdo con lo decís de que la sobreoferta de información hace que ya tengamos una idea «pre armada» en la cabeza acerca del lugar que vamos a conocer. Especialmente cuando se trata de un lugar como Los Ángeles, del que se escribió y se muestra tanto.
    Sin embargo, en mi experiencia, creo también que llegar a un destino desconocido es como acudir a una cita a ciegas: pueden contarte TODO, decirte que es así o asá, que es divertidísimo o aburridísimo, que vale o no vale la pena… pero el momento de la verdad será cuando te encuentres cara a cara con el lugar, sin intermediarios, sin historias de nadie. Solamente ahí te darás cuenta qué «química» tenés con la ciudad, el pueblo o el país. Tantas veces me dijeron que Laos «no valía la pena», «que mejor ni fuera» y fue uno de mis destinos preferidos. También me dijeron que Vietnam era lo mejor de lo mejor… y yo no la pasé tan bien. Por suerte todavía nadie puede obligarnos a que un lugar nos guste o no.
    Saludos y te seguiré leyendo! Me encantan las fotos!
    Aniko
    (una viajera argentina)

    • Muchas gracias por tu comentario Aniko. En realidad, hoy día es muy difícil llegar a un sitio del que no hemos oído ni siquiera hablar. Lo digo en general, aunque claro, si vas Camboya y llegas a una aldea remota que te encuentras de camino a Pnomh Penh, pues va a ser para bien o para mal un lugar desconocido y por lo tanto, sorpresivo. Esto todavía nos da esperanza ante los que dicen que todos los destinos están trillados y cada vez hay más turistas. Yo siempre respondo que nos quedará el pueblo de al lado. En lo de Vietnam coincidimos, no es oro todo lo que reluce y, ante lo que pudiera pensar, la culpa no la tienen los turistas sino algunos de sus habitantes que han visto en el turismo una vía de enriquecimiento rápido, algo así como el ladrillo en España.
      Abrazos.

  3. Hola JR,

    No sabes cuanto me alegra que te vayas animando a escribir más de tu ruta américana, seguimos la preparación de tu viaje y tu estancia allí a través de twitter y tus primeros artículos y estábamos deseando saber más de tu visión y experiencia allí.(genial que sea el 1 de 3…:D) Para mi L.A. como ciudad es el símbolo del sueño américano, de los que lo consiguen y de los que no, es la máxima exaltación de la cultura del automóvil y la meca de la industria del espectáculo.Estoy contigo en que valorar una ciudad por su belleza o comodidad es quedarse demasiado en la superficie, las cidades son algo más, son el escenario de muchas vidas.Por eso me gustan tus fotos, porqué van más allá de la postal para intentar contarnos historias, como la de tu mujer con cara de «que pesado este hombre con las fotos…» 😉

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