Durante los últimos meses me han acompañado muchas canciones. Estando solo o en compañía, alegres y tristes, melódicas y perras… Éstas son sólo algunas de las que han jaleado mi camino, unas pocas que comparto con todos vosotros. Unas han tenido un gran peso ético y otras estético. Tomadlo como un regreso de alguien que nunca se fue y que sólo bajó su intensidad.
– Just Breathe, Pearl Jam.-
Da igual la versión acústica o la más eléctrica, incluso hay un vídeo circulando por Youtube que tiene la letra traducida. Es el tema que más me ha acompañado durante todo este tiempo. He sentido como Vedder me susurraba al oído: «¿Alguna vez he dicho que te deseo? Si no lo he hecho soy un idiota, ya lo ves, nadie lo sabe mejor que yo. Y ya que me confieso…Cada día, mientras te observo, pienso en todo lo que has dado, y nada has guardado. Abrázame hasta que llegue mi hora, nos encontraremos en el otro lado…» ¿Sabes? De estas veces que has escuchado una canción 101 veces pero que hasta que no te reconoces en ella no consigues obtener el verdadero valor de su letra y sus compases. Pearl Jam, el grunge más primigenio envuelto en la voz más sedosa del rock. Just Breathe, solo respirar. Sólo eso.
-Will you still love me tomorrow?, The Shirelles.-
Esta canción forma parte de un pacto, es una especie de remedio natural para bajones momentáneos. Y funciona, mucho mejor que el Diazepán. The Shirelles nunca destacó por su calidad vocal, de hecho estaban bastante lejos de grupos coetáneos como The Supremes. Pero lo cierto es que supieron coger algunas canciones y convertirlas en auténticos hits en los años 60, aquellos en los que una fiesta en el instituto era la cita del año. Will you still love me tomorrow? es una canción de Carole King que llegó a ser número 1 en 1961. Pero estas cuatro mujeres tuvieron más éxitos, entre los que destacan I Met Him on a Sunday, Mamma Said, Soldier Boy y Foolish Little Girl.
–The Thrill is gone, BB King.-
Se nos fue el último de aquella estirpe de guitarristas bluseros que consiguieron sacar las melodías de los campos de algodón para llevarlas al Olimpo urbano de las ciudades norteamericanas. Blues Boy King, BB King, es más que un músico, es una pieza fundamental en la cultura popular del siglo XX. King representaba el medio camino perfecto entre Chicago y Mississipi, entre lo rural y lo urbano. Bueno, él y Lucille, su mítica guitarra. 15 grammys, más de 15.000 conciertos y un reguero de discípulos, entre ellos: Eric Clapton, Jeff Beck o Raimundo Amador.
–Secret Undome, L.A.-
Nuevo disco de Luis Alberto. Estas cuatro palabras deberían servir para explicar porqué está en esta lista un tema del mallorquín que cada vez es más californiano. Pero os voy a contar algo más, que para eso habéis llegado hasta aquí leyendo, ¿no?. LA me gusta casi desde su nacimiento. Ese aire entre chulesco y romántico, muy de la Costa Oeste se desgrana sin rubor desde su primera trabajo, aquel maravilloso Heavenly Hell. Ahora L.A. saca nuevo disco, se llama From the city to the ocean side, y es un conjunto de canciones evocadoras en las que se puede oír el sonido del mar pero también el rugido de una de las mejores bandas nacionales reclamando su lugar. Ya va siendo hora. Frome the city…. suena a caravana, salitre, moteles, tablas de surf carcomidas, paseos marítimos jalonados con palmeras, y a piel morena. Elijo Secret Undome porque fue el primer single, la canción que sirvió de avanzadilla para los nuevos temas aunque en realidad me gustan más otras, como por ejemplo In America o Steal my Rivals. Lo mejor y más recomendable es escuchar todo el disco, por supuesto, no tiene desperdicio.
–Big Jet Plane, Angus & Julia Stone.-
Conocí a este grupo a través de Vetusta Morla. Sí, ya ves que pequeño es el mundo. Escuchando 6×3 descubrí que eran una de sus referencias musicales. No conocía a Angus y a su hermana Julia Stone, y al escuchar la cadencia de Big Jet Plane y esa entrada heladora de la voz me capturaron al instante. Big Jet Plane tiene la virtud de ser una canción sencilla que cuenta cosas sencilla sobre situaciones sencillas. Chico conoce a chica, se enamora y le pide salir. «She said: Hello Mister, please to meet yo…» I wanna hold her, I wanna kiss her». Eso es el amor, no sé porqué nos enredamos tanto en complicarnos la vida, y está reflejado a la perfección en esta canción.
Calle 24, Guadalupe Plata.-
Me gustan Guadalupe Plata, desde el primer acorde corrosivo que escuché de ellos. Y ahora también le gustan a Daniel. Calle 24 es la canción que más suena en mi coche desde que salió el nuevo disco de esos jienenses de Úbeda. Su blues ponzoñoso y pantanoso ha conseguido retorcer esta letra infantil hasta convertirla en una pieza de culto. Entre lo absurdo y lo genial, como cualquier obra de arte que se precie, Calle 24 es una pieza que muestra el lado más accesible de Guadalupe Plata. Desde luego en Daniel ya tienen un fan más, y yo la mar de contento.
–I don’t wanna change you, Damien Rice.-
Mi maestro Fernando Navarro me introdujo en él. Así que quien mejor que el autor de La Ruta Americana para hablar de este brillante músico irlandés: «Un saco lleno de música frágil, como el vuelo de una hoja al son del viento de otoño, como el rayo del atardecer que se cuela por la ventana. En esa fragilidad reside su fuerza, se esconde su misterio que hechiza. Pero, allí, donde otros autores con menos no paran de grabar o sacan discos de forma regular, Rice se halla en la penumbra. Sin pronunciarse a través de más trabajos, sin dar señales concretas. ¿Qué pasa con Damien Rice? Esa es la pregunta. Y nadie tiene la respuesta, mientras sus canciones siguen sonando tan bellas como el primer día.» Y en este momento vital en el que me encuentro puedo decir que Rice ha sido mi compañero de viaje.