Estos días he estado paseando por uno de esos lugares inspiradores que nos reencuentran con nuestra esencia, con aquello que se ha ido filtrando poco a poco casi sin darnos cuenta, y que nos ha cincelado con el mimo de escultor. Sitios en los que sientes cómo un imaginario imán tira de tus recuerdos hasta traerlos al presente. La iglesia de Sandy, un pueblo de la comarca de Bedfordshire cercano a Londres pero con la estética de la Inglaterra profunda, es uno de esos templos con aire misterioso rodeado de tumbas de finales de siglo XVIII que constituyen un paisaje embriagador. Un paseo por él me transporta automáticamente a las sonoridades y evocaciones que se me aparecieron por primera vez a finales de los 80. Los castillos, los zombies, la distorsión, la oscuridad o la niebla que poblaban las canciones, los vídeos, las novelas y los cómics que en aquella época me bebí hasta emborracharme tanto que todavía tengo resaca. En aquel paisaje lúgubre me dio por escuchar la música de Black Sabbath cual banda sonora de aquél totum revolutum que me asaltaba. Y así, volví a descubrir la joya de la que os hablo a continuación.
Si solamente hubiera podido asistir a un concierto en mi vida, hubiera escogido el Live Evil de Black Sabbath, con los ojos cerrados. Imaginaos que al nacer, alguien con chaqueta de pata de gallo, corbata oscura, sello en el dedo anular y una larga nariz os inquiriese.
-Elige un concierto, sólo uno al que asistirás en tu corta vida, pequeño mortal.
Bueno, incluso con estos mimbres yo elegiría el Live Evil de Black Sabbath. Lo único es que debería haber estado entre abril y mayo de 1982 en San Antonio, en Dallas o en Seattle, lo cual era un poco difícil. En esa época estaba yo convaleciente de una operación de cadera que me habían hecho el mismísimo 23F. Live Evil es una obra de arte, creo que está a la misma altura del Made in Japan de Deep Purple, el If you want blood… de ACDC o al Live after Dead de Iron Maiden.
Su indudable calidad musical va unida a mi propia adolescencia, lo cual eleva aún más su valor. Mi amigo Nono fue el primero en tener esta joya estética. La compró porque le gustó la portada, eso siempre sucedía así. De hecho, el primer disco que me compré, con 12 años, fue el Iron Maiden de Iron Maiden y lo hice porque Eddie me encandiló con esos tonos entre amarillentos y rojizos y sus pelos de punta. No tenía ni idea de quién era Iron Maiden, simplemente me gustó la portada de la cinta de cassette que había visto semanas antes en el mercadillo.
Con el Live Evil fue igual, un poco más tarde y en una onda algo más agresiva. Yo creo que la primera vez que lo escuché, sobre 1986. Ya llevábamos pantalones de pitillo, muñequeras, intentábamos tener el pelo largo… y, por supuesto, no nos importaban las mujeres. ¡Qué equivocados estábamos!. Entre los rituales que frecuentábamos estaban la ouija y las visitas al cementerio de Olivenza, de noche y con una litrona. A veces contábamos chistes, a veces jugábamos al escondite, a veces grabábamos sicofonías,…en fin no nos aburríamos. Y en esto llegó el Live Evil con esa colección de personajes saliendo de un mar embravecido por la tormenta que nos ponía más brutos que a los Manowar delante de un litro de aceite para untar. Fijaos hasta qué punto que una buena tarde, el padre de mi amigo Nono nos pilló subidos encima de unos sofás haciendo headbanging mientras una anticruz fabricada con alcohol de 96º grados ardía en el suelo al ritmo del Neon Knights.
El Live Evil, ingenioso título cuyo palíndromo juega perfectamente con la vida y la muerte, puso punto final al periplo de Ronnie James Dio por Black Sabbath. Dio es el heavy y el heavy es Dio. Su fallecimiento me afectó como el de un familiar cercano. ¿Y qué era Dio sino un gran amigo? Este pequeño gran hombre pertenece a la estirpe de rockeros a la que pertenecen Lemmy, Steve Harris, Iommi, Angus Young… y con la que he tenido la suerte de crecer.
Estaba predestinado a algo muy grande desde muy joven. Ya cuando tocaba con el grupo ELF, Ian Paice y Roger Glover se enamoraron musicalmente de él. Tanto que Deep Purple se llevó al grupo de gira por Estados Unidos y Europa como teloneros. Pero esto fue solo el principio, porque Ritchie Blackmore decidió pedir la independencia de los Purple y agenciarse a los ELF para un grupo propio. Así nacería Rainbow.
Dios tiene que ser aficionado al Rock, porque no puede ser casual que coincidieran en el mismo año dos hechos fundamentales para la historia de la música. Ronnie decide abandonar Rainbow y Ozzy Osbourne se va de Black Sabbath obligado por sus incontrolables abusos alcohólicos.
Osbourne empezaría una fructífera y sólida carrera en solitario, guiado por su sabía señora, Sharon Arden (sí la misma que sale con él en Los Osbourne), y Dio se embarcaría en sentar las bases de lo que años después daría origen al heavy metal y sus múltiples ramificaciones: doom metal, death metal, black metal, NWOBHM….
Los primeros discos de Black Sabbath con Dio son dos diamantes del hard rock, con guiños heavies, pulidos por Martin Birch ¡Qué decir de Heaven and Hell y Mob Rules! Los críticos, como siempre, se equivocaron y juzgaron con demasiada urgencia unas obras maestras. Fue durante la gira de Mob Rules cuando la banda grabó Live Evil , ya sin Bill Ward en la batería pero con el descubrimiento de Vinny Appice y el inconstante Geeze Butler que alternaba el bajo con Geoff Nicholls.
Live Evil de Black Sabbath es, desde el inicio, brutal y emocionante. E5150 nació para ser la intro de este disco y el prólogo de Neon Knights. Mierda de fabricantes de cds que destrozan las canciones. ¡En este disco se cortan entre una y otra, pese a ser un directo! Habría que someterlos a trabajos forzados a todos. Como decía, Neon Knights es el tema que más me gusta, está hecha para y por DIO, siempre brillante en su papel de narrador de historias medievales y como líder carismático. El tema tiene claras influencias de los Purple. De hecho durante toda la canción está presente la sombra de Blackmore.
El N.I.B. comienza con un atronador Geeze Butler al bajo y entronca con el más puro estilo Tommy Iommi y sin que desentone el acople a la voz de DIO. Children of the Sea te envuelve en la atmósfera Sabbath desde el principio, con el serpenteo de guitarra que poco a poco va iniciando este tétrico medio tiempo. Voodoo y Mob Rules suenan como en el disco, hechas a obra y semejanza de Dio y con un Tommy Iommi reclamando su lugar. Creo que el de Birmingham es muy bueno haciendo riffs y está a la altura del mismísimo Ritchie Blackmore, pero donde sale perdiendo es en los solos . Hay creo que no es capaz de ingeniar melodías acordes a los riffs que arman sus canciones. Es como Arturo Pérez Reverte, hace buenas novelas pero la fastidia al final.
Pero todas estas canciones no son sino un avance de lo que viene a continuación. Heaven and Hell, atruena y reclama su posición como una de las canciones más importantes que se han escrito en la historia del rock. La guitarra es punzante, áspera y cortante al mismo tiempo. No corta limpia como un cuchillo sino que rasca y sangra con cada compás. Vinnie Apppice marca el ritmo entre tiempos a la perfección, lo justo para relajar sin acomodarse y Geeze Butler acaricia el bajo como quien acuna al diablo. Y entonces llega él pidiendo que le cante una canción:
«Sing me a song, you’re a singer. do me a wrong, you’re a bringer of evil…»
Heaven and Hell, Black Sabbath
¡La carne de gallina, los pelos como escarpias! Yo lo que digo es que esta canción debería ser infinita, y eso que dura 12 minutos. Black Sabath, War Pigs y Iron Man son clásicos a estudiar en cualquier universidad musical que se precie y que en la voz de Dio no pierden ni un ápice su esencia.
En su día, pensábamos que este disco había sido grabado en una iglesia lo cual acrecentó aún más su lado místico. Imaginaos escuchar la canción Black Sabbath tocada por un tipo en cuyos trastes de la guitarra figura una anticruz y acompañado por un tipo bajito, con el pelo moreno y rizado, nariz aguileña y todo el rato poniendo los cuernos y mandando maldiciones, en una catedral centroeuropea construida en el siglo XV. Bestial.
Sign of the Southern Cross es otro temazo épico que habla de leyendas y tierras exóticas. Y ya no hay tregua hasta Paranoiod, una versión para algunos superior a la original de Ozzy Osbourne. Children of the Grave y Fluff son un digno final para un disco que ha engrandecido con el paso de los años y las corrientes musicales.
Personalmente no me creo la historia de que Tony Iommi echó a Dio del grupo porque subiera el volumen de su voz en la mezcla del Live Evil de Black Sabbath. No hacía falta que lo hiciera, su torrente ya se escuchaba lo suficiente. De hecho, creo que se complementa perfectamente con el resto de instrumentos. Pero si fuera verdad, no me importaría porque probablemente la grabación quedó mejor después de mezclada que como se captó originalmente. Eso es como el …And Justice for All donde anularon el bajo de Jason Newsted. ¡Qué más da!
Sobre la ruptura creo que se debió mas bien a la lucha de egos. Dio y Iommi eran demasiado grandes para estar juntos y luchar por ser el gallo del corral. Cada uno necesitaba su espacio, su estrella, su grupo. Más tarde volverían a juntarse, pero eso como se suele decir es otra historia.
Que gran referencia. Yo tenía 13 años (1992-1993) cuando iba a la casa de un novio de mi prima (para cuidarla obviamente) y me quedaba mirando y copiando cds. El live Evil apareció y al principio era raro sin Ozzy pero me atrapó la voz de DAIO (así le conocí hasta avanzado tiempo) con una primera limitación cuando copié del cd a cassette y era que tuve que cortarlo ya que sólo era de 60. Cuando compré el primer cassette de 90 copié de inmediato el Live Evil y cuando tuve el dinero me compré el Heaven and Hell.
En 2009 vinieron por última vez a Chile, el cáncer se estaba comiendo a Ronnie, cantar Neon Knights a todo pulmón, haciendo la señal de la cruz-cuernos cuando dice «bless by the night».. son cosas que los jóvenes no valoran porque no las entenderán. A los 13 años tuve esa primera decisióm trascendental y fue decidir que canciones tenía que cortar para llevarme la copia. Gran motivación pars comprar un cassette de 90 metal cromo y para el Heaven and Hell.
Como olvidar una Metal Hammer del 92 donde hablaban de la separción post Dehumanizer… este disco para mi no son sólo canciones, son emociones de cuando eramos más inocentes.
Yo tenía 7 añitos cuando escuché esta obra maestra me impresionó muchísimo y a estos días cada que lo escucho sigo descubriendo algo en este magistral disco, Dió por siempre
Por siempre y para siempre la voz del Heavy Metal … DIO