Viena suena bien con Iván Ferreiro

Ivan Ferreiro, Amaro Ferreiro, Viena, Austria
Ivan Ferreiro y su hermano Amaro cantando en Viena

No es algo nuevo que un destino le encargue a un artista que juegue a ser «embajador» de sus excelencias. Lo que ahora hace Viena ya lo han hecho antes otros muchos lugares a nivel europeo y mundial. El último y más evidente es el de Rihanna para Barbados. Pero la historia de Iván Ferreiro y Amaro, su hermano, en la capital de Austria tiene un giro distinto. Son dos hermanos que llevan más de 20 años trabajando juntos y que llegan a Viena, un lugar en principio con un aire muy distinto al de sus canciones y al de sus vidas como músicos. Son los protagonistas perfectos para narrar el argumento de una nueva Viena.

Ivan Ferreiro, Amaro Ferreiro, cantando en Viena
Ivan Ferreiro y Amaro cantan en las calles de Viena

A través de 2 videos que están grabando estos días en la capital austriaca, nos desvelan una Viena que hasta ahora ha estado oculta y que con ellos las autoridades turísticas esparan que pueda salir a la luz. La Viena regia, austera y clásica esconde griestas por las que sobresale su lado underground, joven, festivo y hasta rebelde. Ya no es la ciudad de finales de los 80 donde era impensable construir un rascacielos o utilizar unas antiguas dependencias imperiales para levantar un museo de arte contemporáneo.

Barrio de los museos, Viena, Austria
En el barrio de los Museos se condensa el arte moderno de Viena

Ahora Viena ha cambiado, ha dado paso a una corriente que trata de fundir lo barroco y lo renacentista con lo vanguardista, los cafés con los pubs, la solemnidad con la rebeldía y la música con la diversión. Pero no nos confundamos, no es una Viena totalmente nueva sino una Viena moderna, conocedora de su pasado y promotora de un futuro.

Ivan Ferreiro y Amaro cantan en las calles de Viena
Ivan Ferreiro y Amaro cantan en las calles de Viena

Es una ciudad que ya no se mira constantemente en un ejercicio de endogamia sino que ha abierto las puertas que antes tenía cerradas a la evolución. Iván Ferreiro es un granito más en ese montón de arena que hay que comenzar a transformar hasta convertirlo en un castillo atractivo para el turista, un trabajo ingente que acaba de comenzar pero que cambiará y enriquecerá la perspectiva del viajero que visite Viena.

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