La aventura romana (un cameo para Easyjet)

Lo que vais a leer a continuación sobre Roma es un artículo que escribí para el blog de EasyJet,. La compañía aérea me propuso un colaboración que consistía en cederme un par de billetes de avión hacía cualquiera de los destinos a los que vuela a cambio de escribir un reportaje sobre la experiencia. Una buena manera de trabajar de la que muchas otras empresas turísticas deberían tomar ejemplo. Sobra decir que en ningún momento me han dicho sobre lo que tengo que escribir, si tengo que mencionar más o menos a Easyjet o a qué destino debía dirigirme.

Viajar con niños es toda una aventura, que se quiten los safaris por África, los deportes de riesgo y los viajes a países perdidos del lejano oriente… El viaje con niños es imprevisible, divertido, te sube la adrenalina, te pone al límite, como cualquier otra aventura que se precie. En nuestro caso nos decidimos cuando Daniel ya tenía un año, y el destino elegido fue Roma, la Ciudad Eterna.

Preparamos el viaje con el niño cuidadosamente, es bastante recomendable llevar las cosas atadas para que haya los mínimos imprevistos. Por eso elegimos Easyjet, una compañía con la que hemos viajado varias veces y siempre ha respondido muy bien. En efecto, embarcamos los primeros por viajar con nuestro bebé, fuimos con la silla de paseo hasta la puerta de entrada del avión donde nos la recogieron para subirla al avión y una vez dentro se portaron muy bien con Daniel, todo el pasaje pendiente de nuestro pequeño torbellino. Como curiosidad deciros algo que yo no sabía, tienen un cinturón de seguridad que se une al del adulto para que el niño también vaya seguro. El viaje a Roma es corto y en unas 2.30 h llegamos a la capital italiana.

Y qué deciros de Roma, que es maravillosa. Es la segunda vez que voy y cada vez la veo más bonita, a mí me hace sentir más interesante, más culta y hasta más alta… jeje. El caso es que es un placer viajar a Roma. Tienes un montón de sitios que no debes dejar de visitar: El Coliseo, La Basílica de San Pedro, los Museos del Vaticano, etc. pero para mí lo mejor es perderme por sus calles, pasear sin rumbo por el centro, recorriendo plazas llenas de historia que te trasladan al pasado, tropezando con ruinas romanas y admirando fuentes del renacimiento. Y si esa ruta es un buena compañía, la diversión está servida.

Otra recomendación es buscar alojamiento por el centro, aunque más caro merece mucho la pena, y sobre todo si vas con un bebé se hace indispensable. Cada mañana cogíamos nuestras cámaras y nuestro carrito y a patear la ciudad. Al tener el apartamento por el centro cuando Daniel estaba cansado podíamos volver y más de un día nos compramos algunas provisiones en un supemercado cercano y cenamos allí, en estos tiempo hay que buscarse la vida…

Cuando viajes con un bebé el ritmo es otro … es el de tu bebé. No cargues mucho la agenda de visitas porque no vas a poder cumplirlas y te vas a frustrar. Hay que ser realista y decidir las cosas verdaderamente importantes que quieres ver, y repartirlas una para cada día, sabiendo que aún así puede que alguna al final no salga.

 Nosotros por ejemplo teníamos claro que queríamos ver un día el Coliseo, Foro, y alrededores; otro los Museos del Vaticano, con la Basílica de San Pedro y la Plaza; otro día para pasear por el centro histórico y sus maravillosas plazas y fuentes, etc. os cuento como quedó todo al final.

El día del Coliseo no pudimos entrar al Foro, es una espinita que me ha quedado clavada pero el paseo andando hasta el Coliseo, con el traqueteo de la silla sobre el pavimento empedrado, las pausas porque Daniel quería bajar un rato a enredar, las paradas porque su padre quería fotografiar algún detalle especial, las preguntas a algún romano porque nos despistamos, etc. bueno que al final tardamos bastante en llegar, y el Coliseo bien merece detenerse un rato. Lo que quiero decir con esto es que no tengáis ninguna prisa a la hora de hacer cualquier cosa con niños, hay que calcular siempre el tiempo de más, los que tenéis nenes seguro que lo sabéis.

Decía que cuando viajas con un bebé es comparable a un safari y es que yo no he visto animales más fieros que mi hijo cuando quiere bajarse de la silla, su fuerza se multiplica por diez y no hay quien lo doblegue. Deporte de riesgo es caminar por las ruinas del Coliseo con un niño en un brazo y la silla en la otra y es que viajar con un bebé es emocionante… yo no lo cambio por nada, ya estoy pensando en el próximo destino ¿Dónde? Ya os contaré cuando se acerque la fecha.