Día y medio en Milán

Il Duomo, Catedral de Milán
Il Duomo preside y embellece la ciudad milanesa

Milán no se arroja a los brazos como otras ciudades italianas.  Requiere ser conquistada poco a poco, callejeando, hablando con sus habitantes, repartiendo juego entre sus monumentos, explorando su pasado y sintiendo la seducción conforme pasa el día y la luz cambiante va pasando del azul al naranja. La urbe más moderna, cosmopolita y pujante de Italia se abre ante el viajero tal y como es: individualista, hedonista y elegante, dejando un regusto entre aburrido, distante y vanidoso.  Más allá de impresiones personales, no quita que sea una buena opción para una escapada de un par de días desde España con Ryanair. Ideal para amantes de las compras, ya que los vendedores milaneses siempre dicen reservar prendas exclusivas para sus tiendas de la capital, también hace gala de ostentar numerosas joyas de un pasado esplendoroso que, a diferencia de otras urbes italianas, se pueden visitar casi sin ninguna aglomeración. No captarás su verdadera esencia si no pruebas a perderte por las callejuelas que salen del Duomo y atraviesan los barrios de Brera y Navigli.

Anochecer, Milán
Al anochecer, Milán se envuelve de misterio

Una de las mejores opciones para recorrer la ciudad es con un coche de alquiler. Milán es asequible para hacerla a pie pero también tiene encanto si se visita como una road movie haciendo un recorrido a lo Jason Bourne, con un mini y una camisetas de esas que te compras dos tallas más pequeña para fardar músculo. La mejor opción es comparar los precios de alquiler de coches en Milán para elegir uno molón y a buen precio.

-Il Duomo.- No sé si será una herejía pero la primera vez que vi la silueta del Duomo se me pareció a la filigrana de la tiara de una princesa.  Sus 135 agujas juntan 3.200 estatuas, lo que convierten  a esta catedral en un auténtico museo de escultura al aire libre. No es extraño que en 1387, cuando Giangaleazzo Visconti la mandó construir su diseño pareciera inviable. ¡Están locos! pensarían. Lo que no consiguió el ingenio lo hizo el tiempo que fue reconvirtiendo líneas góticas en neogóticas, siendo finalmente el mármol perlado influido por las estéticas de los años  60. Su interior es casi tan magnífico como el exterior: 146 vidrieras y pilares y capiteles con una talla elaboradísima.

Pero lo mejor está fuera, en el tejado. Allí podemos ver una panorámica de la ciudad con los Alpes como telón de fondo, inigualable. Decenas de capiteles y estatuas de mármol nos vigilarán sin descanso. Aunque es lo que más venden los folletos, visto al natural resultó ser lo más soso: una estatua de cobre dorado de la Madonnina, protectora de la ciudad, que corona el conjunto.

El acceso al Duomo es gratis. La entrada al tejado cuesta 5 € por las escaleras y 8 € por el ascensor.

Duomo de Milán, estatuas
Las estatuas del Duomo se aparecen como espectros al anochecer.

-Museo del Novecento.- Las obras de Boccioni, Campigli, De Chirico, Fontana y Marinetti ocupan ahora el espacio que utilizaba Benito Mussolini para arengar a la multitud. Desde uno de los balcones de lo que hoy es el Museo del Novecento, pegado al Duomo, el dictador italiano realizó alguno de sus discursos más conocidos. Hoy este balcón se conoce como el Arengario. Es quizá el mayor atractivo de este museo de arte contemporáneo y en él se pueden contemplar la obra del escultor italiano Arturo Martini, el más importante del último siglo.

-Pinacoteca de Brera.-Esta sí es una pinacoteca en condiciones. Situada en la parte superior de lo que es todavía hoy una de las escuelas de arte más punteras de toda Italia, guarda en su interior la colección más importante de todo Milán. Entre sus muros obras de Rembrandt, Goya, Van Dyck, Tiziano, Tintoretto, Caravaggio y los hermanos Bellini. Además, esta pinacoteca tiene el encanto de ubicarse en uno de los barrios bohemios de la ciudad. El barrio de Brera está formado por estrechas calles adoquinadas, locales desenfadados y pequeñas galerías y talleres artesanales.

Castillo Sforzesco, Via Dante
La Vía Dante con el castillo Sforzesco al fondo, siempre vigilante

-Castello Sforzesco.- Este fue el «modesto refugio» de la dinastia Sforza que gobernó Milán durante el Renacimiento. Las defensas fueron ideadas por Leonardo da Vinci, y más tarde Napoleón secó el foso y eliminó los puentes levadizos.  Hoy, alberga varios museos. Merece la pena visitar el de los Instrumentos Musicales, que guardia instrumentos antiguos y de gran valor; y el de Arte Antiguo que contiene la última e inacabada obra de Miguel Ángel, la Piedad Rondanini.

-Galleria Vittorio Emanuele II.- Junto al Duomo se erige esta grandiosa estructura de hierro y cristal que los milaneses conocen como il salotto buono (el salón bueno). En su interior, las tiendas más exclusivas de la moda italiana. Con esa intención la diseñó hace 250 años Guiseppe Mengoni. El pobre tuvo mala suerte y se cayó de un andamio. Dicen que si incrustas el tacón en los testículos del toro del mosaico que hay en el suelo, se espanta el mal fario.

Galerias Vittorio Emanuele II
Arcos de cristal e hierro fundido coronal la Galería Vittorio Emanuelle II

-Teatro alla Scala.- Es el teatro de ópera más famoso del mundo. Y, pese a todos los adelantos tecnológicos, su encanto sigue siendo dieciochesco. Sus seis pisos de palcos y galerías están adornados con dorados y forrados de color carmesí. Si vas a alguna representación, al menos deberás ir igual de elegante. La mejor manera de visitar el Teatro es comprar una entrada para su Museo por 5€, que incluye la vista interior y un circuito entre bastidores. Eso sí, siempre que no haya ensayos.

-Il Cenacolo Vinciano.- Sólo por verla merece la pena ir a Milán. La representación que Leonardo da Vinci realizó de Jesucristo y sus discípulos en La Última Cena es una de las imágenes más icónicas del mundo. El mural está medio escondido en una de las paredes del refrectorio de la Chiesa di Santa Maria delle Grazie. Su restauración se completó en 1999 tras 22 años de trabajo. A pesar de todo, el 80% del color original se ha perdido. Las reservas para ver esta obra de arte se deben hacer por teléfono o a través de internet con 15 días de antelación como mínimo.

El ritmo de la ciudad es frenético pero aún así no resulta desagradable
El ritmo de la ciudad es frenético pero aún así no resulta desagradable

Navigli.-De acequia a una de las vías más frecuentadas de toda la ciudad. El Gran Canal fue la autopista del Milán medieval, y por sus aguas se transportaban sal, aceite, queso, vino y mármol para la construcción de la catedral. Con la llegada de otras vías de comunicación los muelles y almacenes que poblaban sus orillas se convirtieron en estudios y galerías de arte. Es uno de los mejores lugares para tomar una copa. Si te pilla en Milán el último sábado de mes podrás ver cómo más de 400 comerciantes de antigüedades y artículos de segunda mano colocan su mercancía junto al Naviglio Grande.

3 COMENTARIOS

  1. Bendiciones.

    Milàn es una de las ciudades màs interesantes de Europa, aunque no he tenido el placer de visitarla. Por lo pronto recomiendo unas ecapadas a Uruguay, un paìs con mucha herencia italiana.

    Saludos.

  2. Bendiciones.

    Milàn es una de las ciudades màs interesantes de Europa, aunque no he tenido el placer de visitarla. Por lo pronto recomiendo unas escapadas a Uruguay, un paìs con mucha herencia italiana.

    Saludos.

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