Hubo una época en la que Nueva York era una ciudad peligrosa. Y no hace falta remontarse a mediados del S.XIX, cuando irlandeses, holandeses e italianos se disputaban las calles sino a tiempos más cercanos. Aquellos que vieron nacer a Los Ramones y su grito de guerra: «Gabba Gabba Hey» (en realidad el título de la canción es Pinkhead); a The Dictators, que según Steve Van Zandt representan «el fluir natural entre MC5, Stooges, New York Dolls y la explosión del punk»; el pop agresivo de Blondie; o los primeros escarceos de Lou Reed. Entre los 70 y los 80, la gran manzana tenía demasiados gusanos podridos. Era violenta, transgresora y agresiva, invadida por el crack pero al mismo tiempo vibrante y natural. El film The Warriors lo cuenta a la perfección. Léase (o en su defecto véase) también La hoguera de las vanidades. La genial obra de Tom Wolfe evidencia la gran desigualdad social que existía y a la que podríamos volver si no lo remediamos.
Estos elementos eran el sofrito ideal para refugio de jóvenes incomprendidos que por esos años hacían música. El desprecio por el orden establecido, la pureza más bestia en una ciudad inhóspita y cruel, y el movimiento underground dieron como fruto lo que se calificó como el Proto- Punk. Desde aquella actuación en el Mercer Arts Center en el Greenwich Village (ahora The Kitchen) de New York Dolls en 1972, el East Village se convirtió en refugio y escaparate de una escena que transformó la música y cuyo halo perdura hoy día. Ponte la muñequera, cálzate las Dr. Martens y píntate el pelo porque nos vamos a de ruta punk por Nueva York.
–CBGB.- No es posible hablar de Punk en Nueva York y no mencionar el CBGB (315 Bowery en Bleecker St). Es más, yo diría que es casi imposible hablar de Nueva York y no recordar el mítico pub donde tocaron los Ramones, Television, Dead Boys, Bad Brains, Patti Smith, The Stooges, Iggy Pop, etc. El CBGB ha sido mucho más que una sala de conciertos, era un garito cultural de referencia, una discoteca de sabiduría y un centro de ideas explosivo. Cerró sus puertas en 2006 y en su lugar hay una tienda de John Varvatos. Su dueño, Hilly Kristal produjo un documental en el que plasmar la profunda huella y su significado posterior.
–Joey Ramone Place.- El cantante y fundador de Los Ramones murió en el año 2001 pero hasta dos años después su ciudad no le rindió homenaje. Hoy, el cruce que forman la East 2nd y la Bowery St lleva el nombre de Plaza Joey Ramone. Muy cerquita del CBGB y en pleno centro del lugar donde nació y se expandió el punk en la ciudad neoyorquina. De las más de 250.000 señales de calles que hay en la ciudad, la de Joey es la más robada seguida de lejos por las de Broadway, Wall Street y Love Lane. Tal será la de veces que han tenido que reponerla que el ayuntamiento ha tenido que colocarla a 6 metros de altura.
–Continental.- El Continental (25 Third Ave between St. Marks Pl and Stuyvesant St) fue un lugar mítico, ahora ya no lo es tanto, para qué nos vamos a engañar. Aunque abrió en 1990 tuvo tiempo para acoger todavía buenas actuaciones como las de Iggy Pop, Lenny Kaye o otros creadores involuntarios del protopunk. Ahora es un bar de barrio muy barato: 10$ 5 cervezas.
–St. Marks Bookshop.- Si vas hasta el Continental y las cervezas no te nublan la vista no olvides pasar por la librería St. Mark’s Bookshop (31 3rd Avenue), una institución del East Village desde que abriera sus puertas en los 70. Allí podrás comprar la nueva edición revisada de On the Road with The Ramones, la relación de Patti Smith y el fotógrafo Robert Mapplethorne en Just Kids, o el fotodiario de Lynn Goldsmith Rock and Roll Stories.
–St. Marks Place.- Aunque no lo parezca, las manzanas de edificios que rodean St. Marks Place encierran la historia del punk en NYC. Ahora sólo quedan por allí algunos punkis desfasados, pijos disfrazados de modernos y turistas despistados. Pero una vez, no hace mucho tiempo aquí existió un lugar llamado Coney Island High, un local donde Joey Ramone solía celebrar sus cumpleaños, y en lo que hoy es el St. Marks Hotel vivió GG Allin, famoso punki de violencia extrema y más famoso por lanzar heces al público que por sus canciones.
–Trash and Vaudeville.- En esa misma plaza podemos ver un vestigio de lo que fue St. Marks y el punk neoyorquino en los 70. Trash and Vaudeville (4 St. Marks Pl between Second and Third Aves) abrió en 1975 y durante años ha surtido de ropa e imaginería punk a miembros de Iggy Pop, Blondie o los Ramones, entre otros muchos grupos. No dudes en entablar conversación con Jimmy Webb, toda una institución en el mundo del punk a este lado del río Hudson. Eso sí, cuidado con los precios.
–Mural a Joe Strummer.- En el exterior del Niagara Bar (112 Ave A con la 7th St), también muy cerca de St. Marks nos topamos con un mural que representa a Joe Strummer, el líder de los Clash. Es obra de los grafiteros Zephyr y Dr. Revolt que lo pintaron en 2003 para conmemorar el fallecimiento del músico. Del proceso hay un documental llamado cuya banda sonora es la canción «Redemption Song» de Bob Marley interpretada por su grupo The Mescaleros. De hecho, en el vídeo salen algunos ilustres vecinos de la zona como el director de cine Jim Jarmusch, el actor Steve Buscemi o Jesse Malin, a la sazón propietario del Niagara. No es nada del otro mundo pero reconozco que me emociona.
–Manitoba.- Para aliviar el gaznate lo mejor es hacerlo en el Manitoba (99 Ave. B). Inaugurado en 1999, su propietario es Dick Manitoba, el vocalista de los Dictators, mítica banda setentera. The Dictators fueron uno de los grupos fundadores del punk en Nueva York, e inmortalizaron el barrio en la canción Avenue A. Tiene una jukebox cuyos discos, según cuentan los elige el propio Manitoba.
–Tompkin Square Park.– Si hay un lugar en Nueva York donde todavía se pueden ver punkies es en Tompkin Square Park (7th St a 10th St entre las Avenidas A y B). De hecho, la fauna que por allí ha posado para el fotógrafo Steven Hisch. El parque es muy conocido por los disturbios de agosto 1988 como respuesta a una decisión de la policía de evacuar el parque de homeless y de imponer un toque de queda. En los 90, con la transformación del barrio el parque también se calmó y se volvió seguro. Todos los veranos hay cine gratis.
Magnífico, me ha traído muchos recuerdos!!
Warriors, vamos a jugaaaaar…
Un post que me ha traído muchísimos recuerdos. Tengo un amigo que es super fan de la música y cuando estuve en NY me preparó una ruta muy similar a la que tu propones en el post por el East Village. Tengo una foto frente al Mural de Joe Strummer y en el Niagara bar me tomé algo… Lo dicho, que me ha encantado 😉
Este post me viene como anillo al dedo. Parece que me has leído la mente. Justo el mes que viene marcho a NY y estaba buscando info sobre lugares para seguir la huella musical de la ciudad. El primer lugar donde he mirado es tu blog. Y bingo! Un post recién sacado del horno para una ruta punk. Anotado queda. Gracias!
Muy buenos retratos, especialmente el último. Y no es un tema fácil. Enhorabuena!
Magnífico
¡Me ha gustado mucho el post! 😀 El tráiler de The Warriors me ha llegado al alma además! jejeje Yo también siempre quise ir a L. A…. y finalmente lo conseguí! 😛
Así da justo leer post JR! Saludos rockeros!!!!
Qué bien me viene el post!! Voy a ir por segunda vez a Nueva York y como buena aficionada al punk, esta vez no me pierdo los lugares míticos.
Yo también quiero ser una rock&roll star…jejejeje