Londres sigue siendo punky

punks en Londres
En 1976 nació el Punk en Londres. @Bob Mazzer

Hubo una época, hace 40 años en el que dos ciudades dialogaron sin saberlo, crearon un estilo común sin diseñarlo, y escribieron una página de la historia de la música a 4 manos. Después de aquella conversación a ciegas ya nada fue igual. Cambió el modo de vestir, de peinarse, por supuesto de hacer música, de entender la vida y hasta la fisonomía de las ciudades. Mutó la estética urbana y la manera de entender la vida: aprovechar lo mejor de los peores momentos para hacer arte. En Londres y Nueva York. En Nueva York y Londres. Nacía el Punk.

En verano de 1974, cuatro tipos del barrio neoyorquino de Queens empezaron a tocar en un nuevo club del Lower East Side. Eran Los Ramones, y el sitio se llamaba CBGB. Ritmos acelerados, aspecto desaliñado, indiferencia, nihilismo, actitud desafiante, canciones pegadizas, letras para adolescentes. Eran auténticos, esa era la mejor etiqueta, la que les definía a la perfección. Y la gente que los pudo ver sentía que también podía subirse a un escenario y hacer música. Entendieron que no importaba saber o no, podían tocar lo que quisieran. No había que ser un virtuoso, solo sentir la música. Todo eso era el punk.

Un año más tarde, en Londres, otro grupo de inadaptados estaba listo para destrozar todos los convencionalismos y volver a los instintos, a lo primitivo, a la esencia. Los Sex Pistols se formaron en el 430 de King’s Road, en el barrio de Chelsea. Allí se ubicaba Sex, la tienda que llevaban Malcom McLaren y Vivienne Westwood. Vendían ropa que ellos mismos diseñaban. Por la zona paseaba un joven con una camiseta que llamaba la atención. Se llamaba John, y él mismo había «customizado» una camiseta de Pink Floyd con las palabras I Hate (Odio). Pero eso no se correspondía con la realidad. Lo cierto era que John Lydon, de los Sex Pistols, no odiaba a Pink Floyd, simplemente fue algo divertido, según él mismo. Lydon, que por entonces vivía en Finsbury Park. Uno de aquellos días vacíos fue invitado a hacer un playback del I’m eighteen de Alice Cooper. Y claro, el resto vio en aquél tipo pálido algo que por raro e inquietante era atractivo. Si hubiera sabido cantar, ya hubiera sido la leche.

Los Pistols consiguieron un local para ensayar al oeste de Londres. Estaba en el 6 de la Denmark Street, en pleno Soho. Sabían donde se metían. La calle Denmark era considerada la Tin Pan Alley británica,  el lugar que aglutinaba a los mejores productores y tiendas de instrumentos musicales de Londres. La denominación viene desde 1920 y actualmente se conserva. De hecho sigue habiendo muchas tiendas del ramo y en la zona se realiza cada verano el Tin Pan Alley Festival. Se pasaban allí prácticamente todo el día, y tocaban canciones de los Who.

En 1976, sus actuaciones en el Club 100, de Oxford Street, comenzaron a hacerse famosas pero sólo incluían versiones, no tenían temas propios. Así que su manager, Malcom McLaren les sugirió que se fijaran en un grupo llamado Television, que estaba dejando boquiabierta a la escena neoyorquina. La filosofía que encerraban las actuaciones de Tom Verlaine y Richard Hell era ser agresivos y provocar lo máximo a través de canciones chirriantes pero a la vez muy líricas. Todo era un poco psicótico, hacer que el público se fuera alucinado con una puesta en escena que buscaba no agradar a nadie. Malcom, que era un lince para captar tendencias, entendió que las camisas rasgadas, el pelo desigual y las gafas de sol en interiores marcarían el futuro de la moda. Definitivamente, vio ante sus ojos cómo aquellos «desarrapados» marcaban el nuevo look que iba a tener la gente del rock and roll, sepultando a los hippies y los beatnicks.

No son Television sino Richard Hell y the Voivoids pero el video de la canción  Blank Generation merece la pena porque está grabada en el mítico CGBG de Nueva York.

La «Blank Generation» llegó a Londres de la mano de Sex Pistols. La introdujeron en un contexto británico muy concreto. Crisis política, cortes de luz, basura que se acumulaba en las calles….la sociedad londiense caía en una depresión. Con estos mimbres, compusieron su primera canción: «Pretty Vacant«. Todo un manifiesto al que se unirían después The Clash. De NYC también vendría a Londres la influencia de Patti Smith, su poesía taladrante y su realismo callejero. Sin ella, el punk tampoco habría sido lo que es. Patti y su banda grabaron su primer disco en los estudios Electric Ladyland donde Jimi Hendrix registró el Electric Lady, en Greenwich Village, NYC. Hoy día sigue funcionando entre la 52W y la 8th Street. Allí Adele ha grabado su exitoso album «25». Lo produjo John Cale, de la Velvet Underground, y contiene uno de los iconos sonoros del punk, la canción Horses. Una obra de arte construida con 3 acordes.

En mayo de ese mismo año, Patti Smith tocó en el londinense Roundhouse y grabó una sesión para la BBC. Aprovechando su visita a Londres, alguien (se cuenta que Chrissie Hynde) le dijo a la cantante neoyorquina que tenía que ver a los Sex Pistols en su refugio del Club 100. Abierto en 1942, aquel tugurio era un sitio legendario dentro de la historia de la música moderna. Louis Armstrong, The Clash, The Jam, o The Automatic han pasado por su escenario. Incluso los Rolling Stones dieron un concierto sorpresa. Hoy día todavía sigue abierto y en buena forma. Ni corto ni perezoso, Johnny Rotten comenzó a burlarse de la adalid del art-punk de Nueva York marcando claramente la diferencia entre las dos ciudades. «¿Fuisteis ayer al Roundhouse? Vaya basura, cuatro hippies tocando la pandereta. Horses, horses….mierda de caballos» proclamó Johnny nada más salir al escenario.

Punkys en londres
Eran irreverentes e irascibles, aunque muy fotogénicos.

Los punks de Londres eran antisociales, clamaban contra la desigualdad de clases, eran jóvenes y no tenían mucha idea de arte. Los de Nueva York eran, en realidad, bohemios. Y eso quedó evidenciado en su primera aparición en televisión. Tocaron Anarchy for the UK expresando una rabia y una furia nada fingida. Un enfrentamiento a pecho descubierto contra el stablishment del rock. Al mismo tiempo, propagaban su reto a todo el país. Era el verano de 1976, en Londres.

El fenómeno fue creciendo y creciendo. De repente aparecieron  crestas y cabelleras de colores estridentes entre hordas de pelos largos, y luego fueron más y más y más. Ese verano fue crucial para el punk se asentara definitivamente no sólo en Londres y Nueva York sino en todo el mundo. En tres meses se sucedieron dos acontecimientos históricos y fundamentales. La actuación de Los Ramones en The Roundhouse y el Punk Festival.

El 4 de julio, la banda de Queens aterrizó en Londres, en el Roundhouse. Tocaron con The Flamin’ Groovies y los ingleses The Stranglers.  Fue todo un éxito y allanó el camino de bandas inglesas como Sex Pistols o The Clash. Ese mismo día, ambas bandas tocaban en el Black Swan, de Sheffield, lo que desmiente los rumores que dicen que estuvieron presentes viendo a los Ramones.  En cualquier caso, este concierto está considerado como un puntal en el desarrollo de esta nueva cultura subversiva.

Pero el punto de inflexión definitivo vino de nuevo de la mano del mítico Club 100. En septiembre organizaron el Club 100 Punk Festival, una inciativa de Ron Watts que contó con la inestimable colaboración de Malcom McLaren. Los días 20 y 21 de ese mes, 8 bandas de punk desfilaron por el escenario descargando toda sus ganas de cambiar el sistema y reclamar atención a la clase obrera. El lunes tocó Subway Sect, Siouxsie and the Banshees,  The Clash y los Sex Pistols. El martes fue el turno de Stinky Toys, Chris Speding and the Vibrators, The Dammed y los Buzzcocks.

Desgraciadamente, el acontecimiento quedó manchado  cuando un vaso, presuntamente lanzado por el batería de Banshees y posterior bajista de Sex Pistols, Sid Vicious, se estampó contra una columna durante la actuación de The Damned, cegando a una joven. Para bien o para mal fue el comienzo del Punk y quedaría para siempre integrado en la cultura londinese como un movimiento subversivo que traspaso la música y la estética para convertirse en todo un movimiento artístico.

En 2016 se cumplen 40 años de Punk en Londres. Y, para envidia de muchos entre los que me incluyo, van a celebrarlo como se merece con exposiciones, conciertos, citas culturales de todo tipo, fotografía, tours para turistas, etc. Quieren reconocer lo que el movimiento ha sido para la ciudad, mucho más que las estrambóticas y a veces molestas ideas de unos cuantos locos. Estas son alguna de las propuestas:

  • The Dammed.- Actuarán en el Royal Albert Hall después de 4 décadas guerreando. A ellos se les atribuye el primer single punk de Gran Bretaña: New Rose. La cita será en mayo.
  • Punk 1976-1978.- La British Library mostrará una colección única de fanzines, posters, películas y grabaciones. Desde mayo será como viajar a las raices del punk a través de su memorabilia. Del 1 de mayo al 31 de agosto
  • Fiesta Punk.– En junio, el Museo del Diseño albergará una auténtica fiesta punk.
  • Fotografía.- También en junio, la Photographers Gallery desplegará las imágenes icónicas de Derek Ridgers o Anita Corbin.
  • Varios festivales.- Hasta el 10 de enero, el Club 100 rememora los días punkys. El 9 y 10 de julio, The Roundhouse rinde tributo a los Ramones.
  • Moda.- Coincidiendo con la Semana de la Moda se homenajeará la aportación del punk al mundo del diseño. El Museo V&A también se sumará a los fastos.
  • Vinilos.- En la tienda de discos Rough Trade, que también celebra su 40 aniversario, se celebrarán conciertos de bandas desde marzo hasta octubre.

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