Entre los 170.000 habitantes de Basilea, una ciudad rica en historia, cultura, ocio y placer, destaca uno muy singular. Aunque iba para sastre, la realidad lo llevó por otro camino distinto: vestir árboles de navidad. Su nombre es Johann Wanner y es el señor de la Navidad. Lleva 40 años dedicándose a decorar las casas de miles de personas, en Suiza y de muchos otros países. Entre sus clientes habituales se encuentran el Vaticano o la Reina de Inglaterra. Es el señor de la Navidad en Basilea.
Este comerciante de 73 años por el que, como por los adornos navideños, no pasan los trienios, comenzó aplicando en una tienda de Antigüedades su formación en Comercio. En Basilea, ya en los años 60 y con una tienda en el centro de la ciudad, los clientes comenzaron a encargar adornos para las fiestas de la Pascua y la Nochevieja. Como cada vez era mayor el interés, poco a poco fue abandonando las reliquias para centrarse en la venta casi en exclusiva de adornos navideños. Una carrera que le ha hecho famoso en todo el mundo y que le ha granjeado encargos como el de montar el árbol para el Vaticano, en Roma, por expreso deseo del Papa Benedicto XVI.
–Es un árbol de más de 30 metros de alto y está compuesto de elementos en oro y blanco –explica Johann mientras me invita a champán en una de sus curiosas tiendas.
Habla pensando cada palabra. Trata de explicar cómo descubrió en la Navidad un negocio del que lleva viviendo más de 40 años. Impecablemente vestido y siempre con la sonrisa en la cara, Johann es un maestro que nos guía por los entresijos de su negocio como si fuera la primera vez que lo hace.
–La Navidad es una fiesta que no todo el mundo puede celebrar. Hay historias, personas queridas que ya no están, necesidades….no es para todos igual. Pero es indudable que la Navidad son sobre todo recuerdos.
–¿Hay algo de su niñez en sus tiendas?
–Sí, todos mis recuerdos están aquí. Hay quien dice que la felicidad es saberse siempre niño. De alguna manera esta es mi manera de seguir siéndolo.
Mientras se toca la corbata por enésima vez y estira el cuello, Johann explica que, en realidad no sabe si, como se contó en algunos foros, Obama le encargó los adornos navideños que colgaron de la Casa Blanca durante su mandato. De lo que sí está seguro es de que la mujer, Michelle se ha interesado por su mercancía.
–Este año he estado varias veces en Inglaterra, la reina es buena clienta pero muy exigente.
En Basilea, Johann es toda una personalidad. Ha montado el árbol que adorna la plaza de la Catedral, el más importante de la ciudad. Además, está presente en todos los folletos turísticos como un reclamo de interés. No es para menos, su negocio además de curioso y exclusivo tiene un punto friki digno de verse. Son 2 tiendas, una de ellas con cafetería, y más de 500 metros cuadrados que todos los años incorpora nuevos colores y combinaciones que van de la tradición a la vanguardia.
-Señor Wanner, ¿qué es lo que nunca debe faltar en un árbol de Navidad?
Gesto serio. Piensa la respuesta como si estuviera cogiendo carrerilla para tirarse por un precipicio. Finalmente contesta con seguridad.
-El diablo, nunca debe faltar el diablo.
Teniendo en cuenta la pereza que me suele dar poner el árbol de Navidad (muchas veces ni lo pongo), el trabajo de este señor me parece admirable 🙂
¡Un saludo!
Me encanta todo lo relacionado con la Navidad, cómo me hubiera gustado enredar en la tienda y darme algún capricho!!
Bendiciones.
Me gustaría visitar Basilea en esta Navidad aunque creo que no será posible. Otro lugar que si recomiendo visitar es Uruguay, ¡excelente para darse unas escapadas de fin de semana y disfrutar del ambiente campestre.
Saludos.