Irlanda tiene esas cosas, es un país imprevisible. Tuerces una calle y te encuentras con un ídolo musical, vas por la carretera y casi te chocas con otro. Y no estamos hablando de menudencias, sino de creadores de algunas de las mejores canciones que se han escrito en los setenta e indiscutibles mitos del rock’n’roll.
Porque si de algo puede presumir la isla esmeralda es de dar al mundo multitud de creadores, de artistas que realmente lo eran, de los que aportan algo más que los demás con su trabajo. Músicos y escritores, entre ellos 4 premios Nobel, salieron de este pequeño pedazo de tierra de 4 millones de habitantes. No me creo eso de la glaciación, el deshielo y demás historias. A Irlanda alguien la trajo al mundo para que nos hiciera felices al resto de los mortales, con la Guinness y las obras de sus creadores.
Fue el lunes, estaba de viaje por Irlanda, iniciando una ruta por el condado de Donegal, el #TIDonegal, salíamos de cenar un gustoso filete de ternera regado con una cerveza lager e íbamos admirando la soledad que a esas horas habitaba en Grafton Street, eran casi las 12pm. Y al llegar a la altura del cruce con Harry Street allí estaba, a la puerta de un pub, justo al lado de la carpa para fumadores. Phil Lynnot posaba apoyado en su bajo, con la cabeza alta, los rizos enmarañados y su chaqueta larga, tweed creo que la llaman. Me contó que aunque no había nacido en Dublín, se sentía muy de aquí, y aquel pub en el que hacía guardia era su preferido, el primero en el que tocó con Thin Lizzy, su banda de siempre. Después de algunas cervezas, se sinceró y me dijo que echaba de menos tocar con el grupo y el calor del público. A modo de despedida me susurró al oído: «Don’t believe me if I tell you, not a word of this is true. Don’t believe me if I tell you, especially if I tell you that I’m in love with you.»
Esa noche, en su honor, la pasé escuchando en la habitación del hotel el disco «Live & Dangerous». Fue curioso, parecía como si nos conociéramos de toda la vida.
A la mañana siguiente, muy temprano, salimos hacía Donegal. 2 horas en camino y llegamos a un pueblito pequeño llamado Shannon, donde casi atropellamos a Rory Gallagher. Hacía el canguro, a lo Chuck Berry con su guitarra cogida como un fusil que disparaba acordes de rithym&blues. Al verme sonrió y, con su acento socarrón irlandés, repitiendo cada cuatro palabras «yeah», me dijo: » Continuo en forma, yeah». Yo, le dí la razón argumentando que al Irish Tour había que hacerle un monumento y que debería enseñarse en todas las escuelas públicas y privadas del mundo. Lanzó una carcajada y después apoyó su guitarra con el clavijero apuntando a su barbilla: «Pero esos grupos de tributo…yo les agradezco todo lo que hacen pero me sonrojo cuando los oigo tocar mis canciones. » Me preguntó que hacía por Irlanda y yo le contesté que buscarlos a ellos en el resto del pueblo irlandés, en su naturaleza salvaje y en su patrimonio. «Pues vente con más tiempo y te podré contar y mostrar mucho más de lo que puedas imaginar», terminó. Así lo haré, le aseguré. Al despedirse, como había hecho la noche antes Lynnot, me cantó al oído: «I’ve been locked in this cage, gonna break away, before it’s too late. I’m gonna re-write the page, take the stage and live tomorrow today.»
Ya en el coche, en camino hacía el noroeste de Irlanda, les confesé a mis compañeros de Travel Inspirers, Jordi y Sergi la promesa que le había hecho a ambos músicos, que volvería y dedicaría todo mi tiempo a estar con ellos y otros músicos que han hecho de Irlanda una isla tan increíble.
Gweedore, Condado de Donegal
Irlanda
23 de mayo de 2012
Muy interesante compañero, con muchas ganas de saber más de Donegal.
Es verdad, qué tendrá Irlanda que ha dado tan buena música… esos genes!! Como siempre, muy interesante el post, quiero saber más de ese viaje. Saludos.
Muy bueno. Muchos nos preguntamos que tendrá Irlanda. Yo creo que es simplemente buena cerveza. Y lo demás gira en torno a ello. Creo.
I want to see them..in location!
I want to see them..in location!
Me haces llorar cada vez que te leo. Como quisiera toparme con ellos, en especial Rory, que es el amor de mi vida desde que me saludo más que gentilmente, hermosamente, en Cleveland el año 74. Su música me ha acompañado siempre, y ya cumplí los 60. Sé que lo volveremos a ver en un lugar mejor. Como él dijo: If you talk about distruction, you can count me out». Grande Rory