Casi todo.
Podría haber cerrado con esas dos palabras este artículo, colgar algunas de mis fotos favoritas y listo. Pero no es plan, ni para vosotros sufridos lectores, ni para Google que lo mínimo que pide para posicionar un artículo son 300 palabras. Así que desarrollemos la idea entonces.
Dos motivos fundamentales subyacen sobre la idea de escribir lo que estás leyendo. El primero, la sistemática crítica a que algunos sectores de la fotografía contemporánea están sometiendo el trabajo y la figura histórica de Henri Cartier Bresson. «Fotografía estrella» o simplista en su concepción son algunos de los calificativos más flojos que he leído y escuchado en los últimos meses. A pesar de ser el mejor fotógrafo del siglo XX, según el MoMa; y el padre de la fotografía callejera y el fotoperiodismo, según ha escrito David Prackel en su Diccionario Visual de la Fotografía, parece absurdo que haya que justificar la importancia de Bresson en la fotografía y en el mundo del arte, pero así nos va.
La segunda de las razones es mucho más pragmática. Este año se cumple el décimo tercer aniversario de su muerte.
Henri Cartier-Bresson – Biografia de una mirada from Claudio Paredes on Vimeo.
Henri Cartier Bresson era un hombre enormemente culto, con una curiosidad infinita y con unas ansias de conocimiento poco habituales. De ahí que fuera uno de los mejores fotógrafos de su época, y que su obra haya transcendido hasta nuestros días. Sus fotos, de fácil lectura y con un tremendo efectismo esconden, sin embargo, una profunda relación con el arte y, más en concreto, con el surrealismo. Pero también revelan una crítica social cruda y elegante gracias a unas composiciones perfectas. Por si fuera poco, Cartier Bresson nos legó el cofre del tesoro de la fotografía: la agencia Magnum que creó junto con Robert Capa, David Seymour «Chim», George Rodger y Bill Vandivert.
Estas son algunas de sus enseñanzas:
La importancia de la pintura para la fotografía.-
Siempre he sentido pasión por la pintura. De niño pintaba los jueves y domingos. El resto de los días soñaba con ello. Dibujar a Rubens es un buen ejercicio.
El papel del subconsciente.-
Nunca encuentras una fotografía cuando la buscas. Lo mismo ocurre cuando las haces, no las consigues si las acechas. Son ellas las que vienen a tí y te muerden. Si se quiere algo no se consigue. Hay que abrirse, ser receptivo, por eso no debe pensarse. Cézanne dijo «cuando pinto, si empiezo a pensar todo se va al diablo». No hay que desearlo. Si lo deseas no consigues nada.
Tienes que combinar la emoción de un tema y el placer de la composición plástica. Para mí esto es lo fundamental más lo que proviene del subconsciente, del que no sabemos nada.
Sensibilidad a flor de piel.-
La sensibilidad no puede explicarse. La fotografía es percibir en la realidad un ritmo de superficies, líneas y valores.
La oportunidad.-
Para mí lo importante es el tiempo, todo es inestable, nada permanece para siempre, todo cambia en todo momento.
Las claves de un buen retrato.-
No soy un experto en retratos, simplemente a veces fotografía a mis amigos. Tiene que haber un rigor: la relación con el entorno, con una tonalidad. La gente dice «tengo que…» No, no. Hay que captar al animal en su guarida, y el entorno es tan importante como el rostro. Si disparas y disparas, a veces para llenar un silencio, si el modelo es difícil se relaja. «Ya está. He terminado». Y después….Pum!!!
Si el fotógrafo alcanza a reflejar un mundo tanto exterior como interior, es que la gente está «en situación». Tendrá que integrar el hábitat que describe el medio y, sobre todo, evitar el artificio que mata la verdad humana, pero también deberá hacer olvidar la cámara y al que la manipula. Un material complicado y el uso de proyectores impiden, me parece, que el pajarito salga. La primera impresión que produce ese rostro es frecuentemente la más justa. Me gusta retratar, el secreto es que la gente olvide que hay una cámara.
A mirar y a preguntar.-
Mirar y ver no es identificar, sino penetrar. La fotografía es poner en el punto de mira el ojo, el alma y el corazón. Una mirada interrogante y el gusto por las formas. La gente piensa y piensa. Piensa sin parar. Pero una mirada interrogante es poco común.
A no buscar la gran foto.-
Nunca busco la gran foto. Más bien la foto viene a mí. Tienes que estar ahí y captarla, estar ahí sin pensar, olvidarte de ti mismo, no quererla. Requiere un buen olfato y ojo avispado. No hay secretos, eso es todo lo que hay.
Que la fotografía es un oficio.-
La fotografía es simplemente un oficio menor. ¿Porqué se relaciona con el arte? Somos artesanos, tiene que estar bien hecha, como un carpintero haciendo una buena silla.
Que la fotografía no es un fin.-
No me dedico a la fotografía por sí misma. Me gusta estar ahí, registrarlo. El dedo en el disparador, las dudas…Robamos, pero para dar.
A no disparar más de los necesario.-
Es necesario llegar, trabajando, a conseguir una disciplina, a tener conciencia de lo que se hace. A veces, uno tiene el sentimiento de haber tomado la mejor foto posible y, sin embargo, sigue fotografiando porque no puede prever con certeza de qué manera el acontecimiento se desarrollará. Es necesario, por el contrario, evitar gatillar inútilmente, evitar fotografiar rápido y maquinalmente, cargándose así de croquis inútiles que recargan la memoria y perturban la nitidez del conjunto.
A editar.-
Hay dos momentos en los que se produce una selección. Hay dos lamentos posibles. El primero, cuando en el visor se está confrontando con la realidad; el segundo, una vez que las imágenes han sido reveladas y fijadas, cuando uno está obligado a separarse de las fotos que, aunque justas, serían menos fuertes.
Aproximarse al sujeto.-
Hay que acercarse al sujeto con pies de plomo, incluso si se trata de una naturaleza muerta. Nada de fotos con flash, aunque más no sea por respeto a la luz, aún cuando no está. Porque sino el fotógrafo sería alguien insoportablemente agresivo. Este oficio depende hasta tal punto de las relaciones que se establecen con la gente que una palabra puede estropearlo todo, y entonces los alveolos se cierran. No hay aquí sistema, salvo hacerse olvidar y hacer olvidar la cámara, que es siempre demasiado llamativa.
Que todo puede ser un tema.-
En fotografía la cosa más pequeña puede ser un gran tema, el detalle humano más pequeño puede convertirse en leit-motiv. No hay leyes ni normas, es cuestión de olfato.
A componer.-
La fotografía es percibir en la realidad un ritmo de superficies, líneas y valores. Una foto se ve en su totalidad, de una sola vez como un cuadro; su composición es una coalición simultánea, la coordinación orgánica de elementos visuales. No se compone gratuitamente, hace falta una necesidad y no se puede separar el fondo de la forma. En fotografía hay una plástica nueva, función de líneas instantáneas; trabajamos en el movimiento, una especie de presentimiento en la vida, y la fotografía debe tomar en el movimiento ese equilibrio expresivo.
«Esperan una cortina en la ventana. Es la señal de los padres de que los han visto.»Lo importante es la geometría, que esté todo en su sitio. Para mí la geometría es la base. La composición debe ser una de nuestras preocupaciones constantes, pero en el momento de fotografiar no puede ser sino instintiva, porque estamos frente a instantes fugaces durante los cuales las relaciones son inestables. Espero que nunca veamos el día en que los comerciantes vendan los esquemas ya grabados en los visores.
Si el disparo es certero, no hace falta reencuadrar. La elección del formato juega un gran papel en la expresión del tema. Si se reencuadra una buena foto se destruye fatalmente este juego de proporciones. Es muy raro que una composición débil en el momento de la toma pueda ser salvada en el cuarto oscuro recortando el negativo en la ampliadora; la integridad de la visión ya no existe. A menudo se oye hablar de «ángulos de toma», pero los únicos ángulos que existen son los ángulos de la geometría de la composición. Esos son los únicos ángulos válidos, y no los que hace el señor que se tira al suelo para obtener algún efecto u otras cosas extravagantes.
A valorar la técnica en su justa medida.-
Hay todo un fetichismo que se ha desarrollado en torno a la técnica fotográfica. Ésta debe ser creada y adaptada únicamente para concretar una visión. La cámara es para nosotros una herramienta y no un juguete mecánico. Basta con sentirse cómodo con el aparato que conviene a lo que uno quiere hacer. El manejo de la cámara, el diafragma, las velocidades, etc., debe convertirse en un reflejo, como el cambio de velocidades en un automóvil, y no hay nada que decir de todas esas operaciones, aún de las más complicadas, dado que son enunciadas con una precisión militar en el manual de instrucciones suministrado por los fabricantes, y que se entrega con la cámara.
Me divierte mucho la idea que ciertas personas tienen de la técnica en fotografía, y que se traduce en un gusto inmoderado por la nitidez de la imagen; en una pasión por lo minucioso, por lo acabado, y que esperan, mediante ese engaño, poder acercarse más a la realidad. Estas personas están tan alejadas de los verdaderos problemas como las de la otra generación, que envolvían en «flou» artístico todas sus anécdotas.
A dejar de fotografiar.-
Ya no hago fotos. No en la calle. Prefiero dibujar, me lleva más lejos.
Fuentes:
Henri Cartier Bresson, Fundación Mapfre
El blog Oscarenfotos.com
He disfrutado estos relatos me parece que el tiempo no ha pasado, tengo la sensación de estar viendo en estas imágenes seres con espíritu, algo que está desapareciendo en el arte actual.
Me parecen unas lecciones muy acertadas de un genio de la fotografíaque además sirve también para otras discipllinas. Una persona con gran sensibilidad y gusto artístico, genial.