La suite Hendrix en el Cumberland de Londres

Hendrix Suite Cumberland Londres
La suite cuesta unas 400 libras la noche e incluye mareo psicodélico.

El domingo, 6 de septiembre de 1970, Jimi Hendrix se alojó en una suite de hotel The Cumberland, en el West End de Londres.  Doce días después, moriría.

Ese domingo, Hendrix estaba agotado tras varios meses girando por Europa, y un último y exhausto concierto en la Isla de Wright, la que fatídicamente sería su última actuación en vivo. Allí estaba, en el hotel Cumberland cansado de los rigores de la gira, de los parásitos que le habían salido gracias a la fama y que solo querían chuparle la sangre y el dinero, y desgastado por el consumo de drogas y el precipicio al que le estaban abocando.

Hendrix llevaba 4 años viviendo en Londres, durante los que había visitado multitud de hoteles, hostales, apartamentos y lugares de dudosa reputación.  Ahora, vivía con su novia Kathy Etchingham en el 23 de la calle Brook, junto a lo que fue la vivienda del compositor del Mesías, Handel.

Hendrix Suite Cumberland Londres
El personal del hotel tiene la misma edad que Hendrix. En realidad, no sabemos cuál es la estatua.

Pero el Cumberland era su refugio, el lugar al que iba para encontrar la intimidad pero también cuando quería estar tranquilamente. Eso sí, la mayoría de las veces lo utilizaba como escondrijo para recibir a sus amantes y mantener sus relaciones más turbulentas y apasionadas. El día que Hendrix murió (fue víctima de una sobredosis en el Hotel Samarkand, en Notting Hill, en el certificado de su fallecimiento la dirección que aparecía como residencia habitual era el Cumberland.

En los 70 era un lugar más bien turbio en el que las estrellas de rock que pasaban por Londres tenían sus líos amorosos mientras degustaban cocktails en el bar. Hoy es un hotel de lujo con una suite que lleva el nombre de Jimi Hendrix.

Hendrix Suite, Flying V, Cumberland Londres
La guitarra Flying V pasa desapercibida entre tanta raya.

Se adecuó con motivo del 40 aniversario de su muerte y aún hoy se puede reservar. Podría ser una reproducción a imagen y semejanza del artista pero muy difícilmente se parece en nada a la que realmente acogió sus noches. Los diseñadores María Gannon y Cynthia García han reconstruido una visión contemporanea de los psicodélicos años 60 con el objetivo de capturar el espíritu de Hendrix y, en última estancia ser un santuario en honor del propio genio de Seattle. Sillones de cuero cosidos a mano, una réplica de la mítica guitarra Flyin V, un enorme mural de Hendrix, y su voz resonando entre las cuatro paredes contestando a la última entrevista que concedió que fue precisamente en el Cumberland. Días después murió.

Jimi Hendrix pagaba por su habitación en el Hotel Cumberland unas 17 libras por noche. La suite en su honor cuesta cerca de 400 libras. El precio incluye desayuno y una botella de whisky Smokehead.

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