Praga debería ser destino obligatorio, al menos, una vez en la vida. Los seis millones y medio de turistas que visitan al año la ciudad de las cien torres llegan atraídos por el romanticismo que despierta la capital de la República Checa, sus leyendas, misterios, el legado histórico y su cultura. Por su belleza y sus monumentos, el casco histórico de Praga es Patrimonio Mundial de la Humanidad desde 1992, lo que la ha convertido en una de las 20 ciudades más visitadas del mundo.
Andar por las sinuosas calles de la antigua capital del Reino de Bohemia es como caminar por un museo al aire libre. Harás el trayecto entre laberintos empedrados, arte de vanguardia, arquitectura gótica, pubs sin pretensiones, cafés bohemios, puentes... Estás en la ciudad ideal si te gusta pasear sin acabar, literalmente, agotado. Puedes ir caminando y disfrutando del trayecto entre Hradčany (el barrio del Castillo), Josefov (El Barrio Judío), Staré Město (La Ciudad Vieja), Nové Město (La Ciudad Nueva) y Malá Strana (La Ciudad Pequeña).
Aunque siempre existe la opción de moverte en transporte público y taxis. Si decides pasar unos días en la ciudad mágica y encantada, te proponemos una pequeña guía para no perderte los rincones más bellos Praga.
El Castillo y sus monumentos
Muchas son las leyendas que se cuentan de su Castillo, residencia del emperador Carlos IV y sus cuatro esposas en el siglo XVIII. Sobre la orilla del Moldava se eleva una inmensa fortaleza que evoca antiguos cuentos de hadas y reyes. Los checos lo llaman hrad, el corazón histórico y cultural de la República Checa. Alberga un complejo monumental de iglesias, palacios, casas señoriales y torres en una villa con más de mil años de historia que lo convierten en el complejo más grande del mundo. Su extensión equivale a 7 campos de fútbol.
La línea de tranvía número 22 sube por Hradčany facilitando el acceso al castillo de Praga. El Cambio de Guardia se ha convertido en una gran atracción turística. Se celebra en el patio principal del gran recinto amurallado, frente al edificio del antiguo Palacio Real. Empieza a las 6 de la mañana y tiene lugar a las horas en punto, hasta las 23 de la noche. A las 12 del mediodía hay una pequeña ceremonia con el izado de bandera y un desfile amenizado por la banda de música militar, una tradición de los años 20 del siglo pasado.
La Catedral de San Vito es el símbolo de Praga y de la República Checa. Con un aspecto completamente gótico, su construcción comenzó en el siglo XIV aunque no quedó terminada hasta el XIX. En su interior descansa el patrón de los checos, el Rey Wenceslao, promotor de la construcción de la catedral. Su capilla es visita obligada. La entrada es gratuita aunque si quieres ver la nave de la catedral al completo y la torre hay que pagar. Merece la pena porque desde las alturas hay unas vistas espectaculares. Lo mejor es ir a primera hora del día para evitar largas colas.
Justo enfrente de la catedral se encuentra el edificio religioso más antiguo del Castillo de Praga: la Basílica de San Jorge y el adjunto monasterio de San Jorge, el monasterio más antiguo de la República Checa.
“Este pequeño círculo abarca mi vida entera”, dijo Franz Kafka, el escritor checo más afamado. Flaqueada por pequeñas y coloridas casitas, el Callejón del Oro es uno de los rincones más acogedores en el interior del recinto del castillo. Según cuenta la leyenda, aquí se ubicaron un conjunto de alquimistas que transformaban el hierro del emperador Rodolfo II de Habsburgo, Rey de Hungría y de Bohemia, en oro. Y así encontrar la inmortalidad. Ese es el mito. La realidad es que las casas sirvieron de cobijo para los 24 guardianes del castillo en el siglo XVI. Poco después fueron ocupadas por el gremio de orfebres. Y hasta los años 50 han sido habitadas por praguenses.
En la actualidad, esta callejuela empedrada está llena de numerosas tiendecitas de artesanos con souvenirs, exposiciones y librerías. El número 22 es el principal reclamo de los turistas porque aquí vivió el autor de “La Metamorfosis” entre 1916 y 1917.
Los precios de las entradas al Castillo varían en función de los monumentos que queramos visitar. Lo más recomendable es adquirir la entrada completa por 350 CZH, 13,50 euros. Hay que tener en cuenta que el Callejón del Oro sólo es accesible con la entrada combinada. A partir de las seis de la tarde es gratis.
Hacia Malá Strana
A la falda del casco histórico se encuentra el distrito más antiguo e histórico de Praga. Levantado a los pies del Hradčany, se le conoce como “La Ciudad Pequeña”, un barrio pintoresco que alberga las sedes de numerosas embajadas. La Iglesia de San Nicolás (no confundir con la de Staré Město) o el Jardín Vrtba, el lugar preferido de muchos praguenses para inmortalizar su boda, son otros de los atractivos turísticos.
A lo largo y ancho del barrio, se aprecia el contraste entre antigüedad y modernidad, obra del controvertido escultor checo David Černý. En la isla Kampa dan la bienvenida los enormes Bebés. Una de las numerosas obras que el artista expone por toda la capital checa. También es llamativo el muro de John Lennon, uno de los rincones más atractivos y coloridos de Praga, símbolo de la libertad de expresión. Está al lado de la embajada francesa y en los ochenta se convirtió en un tributo a este famoso artista.
Staré Město
El famoso puente de Carlos une Malá Strana y Staré Město (La Ciudad Vieja). Un impresionante puente donde no pararéis de haceros fotos. Lo aconsejable es visitarlo al atardecer o a primera hora de la mañana para huir del bullicio de las horas centrales del día. ¿Quién no ha visto la típica estampa de Praga con el puente entre nieblas? Es una emblemática pasarela que mandó construir Carlos IV y alberga 30 estatuas. La primera que se colocó fue la de San Juan Nepomuceno, santo patrón de Bohemia quien fue arrojado al agua por orden del rey Wenceslao IV y después fue santificado. Dice la leyenda que si te acercas a la estatua que representa su martirio, la tocas con la mano izquierda y pides un deseo, el santo patrón te lo concederá. Así es que ¡aprovecha!
La plaza de la ciudad vieja reúne también muchas curiosidades. La más llamativa: el Reloj Astronómico que provoca la aglomeración de decenas de turistas expectantes para ver el “paseo de los apóstoles” cada hora. El cuadrante astronómico representa las posiciones del sol y la luna en el cielo.
Muy cerca se encuentra La Torre de la Pólvora, una de las trece puertas de la muralla de la ciudad. Justo al lado se encuentra el edificio de Art Nouveau más importante de Praga: la Casa Municipal, decorada en su fachada con estucos y numerosas estatuas.
La integración de Josefov en Praga
El barrio judío de Praga se llama Josefov, un tributo de los judíos a José II, el gobernante que integró a los judíos en la vida de la ciudad, en 1850. Kafka se inspiró en muchas ocasiones en esta zona para dar luz a sus obras. Es un barrio totalmente reformado que conserva las seis sinagogas judías, el ayuntamiento del barrio y los tres cementerios judíos. Entre ellos el Antiguo Cementerio Judío que deja impactantes imágenes al viajero. Para los Kafkianos: la tumba del escritor checo se encuentra en uno de ellos, llamado “Olsany” (El cementerio judío de Žižkov).
De paseo por Nové Město
La llamada“ Ciudad Nueva” ha sido testigo de los acontecimientos más recientes de la historia como la caída el comunismo en la famosa plaza de Wenceslao, en 1989. Este barrio es uno de los más extensos de Praga. Y aquí se puede visitar la Ópera Estatal, Museo del Comunismo, el Museo Nacional, el Museo Mucha y La Casa Danzante, un curioso edificio que alberga oficinas, tiendas y restaurantes. En realidad, son dos edificios entrelazados que también se han convertido en símbolo de la ciudad.
Para relajarse en barco
Una forma de relajarse tras visitar el barrio judío es contemplar la ciudad desde el agua. En cinco minutos caminando desde la avenida Pařížská (calle de París, la más lujosa de Praga) hasta Čechův most (el puente de Čech) donde hay una amplia oferta de paseos en barco. No son caros. Los precios oscilan entre los 11 y 32 euros, dependiendo del tiempo y de la comida, si optas por comer o cenar a bordo. Merece la pena porque cruza alguno de los 18 puentes del río Moldava. Un paseo al estilo parisino que no tiene nada que envidiar a los de la Ciudad de la Luz.
Imprescindible: teatro negro
Además de por su arquitectura e historia, Praga es singular por su genuino Teatro Negro. Ir a la capital checa supone pasar por uno de sus originales teatros. Sus representaciones son diferentes y auténticas, donde los actores van vestidos con ropa negra y actúan sobre un fondo negro. El espectador sólo verá lo que los actores quieran mostrar a través de objetos iluminados y artículos fosforescentes.
Hay una amplia oferta teatral, tanto clásica como moderna. Una de la representación más tradicional es el espectáculo basado en Alicia en el país de las Maravillas, en el teatro Ta Fantastika. Otra opción más moderna es el show WOW, en el Teatro Broawday.
Si dispones de poco tiempo o presupuesto, la mejor elección es la segunda, WOW, por los deslumbrantes efectos de iluminación conjugados a la perfección con las técnicas tradicionales que convierten al espectador en un actor más. Hasta aquí se puede desvelar. El entretenimiento está asegurado.
Bendiciones.
Praga es una ciudad con construcciones muy interesantes y la verdad es que me gustarìa visitarla. Por lo pronto recomiendo unas escapadas de fin de semana
Saludos.