No todo era leer y escribir en la vida de Franz Kafka. Gran parte de su tiempo lo pasaba en los bohemios cafés de Praga que hoy en día siguen guardando la esencia de comienzos del siglo XX. El proceso, El Castillo, La metamorfosis son algunas de sus grandes obras cuyas ideas surgieron en esos momentos de desconexión en los Cafés que Kafka compartía con literatos de la época. Locales históricos que sirvieron de fuente inspiración para escritores, poetas, compositores, científicos… El café Slavia, el más antiguo hoy abierto, era uno de los favoritos del escritor checo donde compartía con el Nobel literario Jaroslav Seifert. Eso sí, y aunque parezca contradictorio, a Kafka no le gustaba el café (káva en checo). Albert Einstein también fue fiel cliente de las cafeterías praguenses. El científico alemán residió en la ciudad los años que fue profesor en la Universidad Alemana de Praga. Entre clase y clase, tomaba sus cafés en el Louvre que aún conserva intacto su ambiente cortés de 1911. Viejas cafeterías que comparten calle con tradicionales cervecerías y pubs, como el dedicado a Hemingway, el más popular de la ciudad. Su especialidad son los licores y cócteles que tanto gustaban al autor de El Viejo y el Mar, el daiquiri y los mojitos. Esto es sólo un aperitivo de la amplia oferta de cafeterías, restaurantes y cervecerías que te asaltarán en cada esquina. Para que la disfrutes al máximo te proponemos una selección de los mejores cafés cervecerías y restaurantes de Praga. Históricos y míticos para comer, beber y disfrutar de la noche.
Un café entre poetas en Praga
Dejado del cuadro «El bebedor de absenta» se sentaba el expresidente Havel–Café Slavia. Sólo por sus impresionantes vistas al Castillo merece la pena entrar al más antiguo de los cafés praguenses. Y el más popular por su decoración art decó, con enormes ventanales que permiten gozar al cliente de hermosas vistas del Teatro Nacional, el Puente de Carlos y el río Moldava. A principios del siglo XX fue un lugar de encuentro literario en el que Franz Kafka acostumbraba a tener debates filosóficos con escritores, compositores y poetas, como el alemán Rainer Maria Rilke. También tuvo como clientes a disidentes comunistas. Entre los más fieles, el último presidente de Checoslovaquia y primer expresidente de la República Checa, Václav Havel. Su sitio, que era siempre el mismo, aún se conserva tal cual, justo debajo del cuadro The Absinthe Drinker. Además de platos checos tradicionales, en el Slavia encontrarás una gran oferta de cafés, especialidades de crepes salados y menús para desayuno.
–Café Louvre. De estilo modernista (1902) una gran escalinata nos da la bienvenida al entrar y nos lleva al primer piso de este bohemio café. El científico Albert Eisntein fue uno de sus ilustres clientes. Está cerca de la Universidad Alemana de Praga donde impartía clases. Por lo que, en sus ratos libres, se escapaba hasta aquí para desconectar. Y os aseguro que se desconecta bien. “Zde není žádný wifi. Chceme, abyste mluvit” (Aquí no hay wifi. Queremos que hablen ustedes), es la respuesta que posiblemente te den si preguntas por la conexión a internet. Nada de Whatsapp, Facebook, Twitter… Olvídate. Lo que importa aquí es hablar con amigos, charlar, debatir… cara a cara. Aquí podrás probar sus especialidades: platos vegetarianos, excelentes postres y chocolate caliente. Hay 160 cafés en la carta.
–Grand Café Imperial .- Una pausa lujosa entre la Plaza de Wenceslao y la Ciudad Vieja. Nada mas entrar, sus techos, paredes y columnas con mosaicos modernistas llamarán tú atención. Un alto en el camino que te permitirá contemplar las cerámicas y ornamentación floral y animal del interior del edificio que evocan al arte oriental y árabe. Kafka encontró en el Café Imperial otro de sus lugares insignes. Durante la Segunda Guerra Mundial fue muy frecuentado por las tropas alemanas y los checos dejaron de ir. Hoy en día es el centro de atención de los miles de turistas que visitan la ciudad. Si os animáis, os aconsejo tomar un vídeňská káva (café vienes).
–Grand Cafe Orient. Es una joya cubista, obra del arquitecto checo más importante del siglo XX, Josef Gocár. Los amantes de lo exótico encontrarán en la capital checa una cafetería única en el mundo. El más mínimo detalle presume de este estilo: mesas, sillas, banquetas, cortinas, lámparas e incluso la barra buffet. Está en la primera planta de la Casa de la Virgen Negra que fue una de las grandes obras maestras de la arquitectura cubista creada por Gócar y en la que residía. Hoy en día es un lugar de encuentro amigos y familias en la gran sala luminosa interior. No podrás resistirte al excelente cappuccino y su deliciosa tarta artesanal, el strudel de manzana casero.
–Café Savoy. Monumento protegido, de estilo neorrenacentista, fue inaugurado en 1983 y reformado en 2004, recuperando esa atmósfera de los cafés checos de la Primera República. Aún brilla con el esplendor de la Belle Époque, decorado con candelabros de cristal y camareros uniformados con chalecos y corbatas rojas. Es famoso por sus desayunos. Podréis probar el delicioso chocolate caliente y degustar los caracoles checos.
–Café Montmartre. A pocos pasos del Slavia, en una zona más tranquila y despejada del ajetreo turístico, os encontraréis otra joya también conocida como Cabaré Montmatre. Fue famoso como lugar de baile y cabaret. Muy frecuentado por Kafka, Max Brod, Gustav Meyrink y Franz Werfel, entre otros famosos literatos de la cultura checa y alemana. Es un pequeño café, tranquilo, que sigue atrayendo a estudiantes y turistas.
Probando las especialidades checas
–Kavarna Lucerna. Su decoración es sencilla. Y su ubicación discreta, una galería comercial de estilo Art Nouveau, diseñada por el abuelo del expresidente checo Havel. Está en la plaza Wenceslao y para los praguenses es una joya de 1920 con una espléndida vista hacia la famosa estatua ecuestre del controvertido escultor checo David Černý. Podrás degustar platos tradicionales como la carne de cerdo con Knedlíky (las tradicionales bolas de harina hechas a base de patatas o pan rallado). Y Kachna, un guiso tradicional con pato.
–Kampa Park. Es uno de los restaurantes más lujosos y mejor situados en el centro histórico de Praga. Con precios razonables, merece la pena comer en la azotea sobre el río Moldava con unas maravillosas vistas al Puente de Carlos o en la terraza Baccardi donde podréis ver el “canal del diablo”. O si lo prefieres, dentro, en la gran sala abovedada con tonos rojos y ocres de estilo contemporáneo. Ofrece una cocina internacional, con pescados, carnes y platos de caza junto a una amplia gama de vinos checos y cocteles.
-Marina Grosseto. Comer sobre la cubierta de un barco anclado a orillas del río Moldava con impresionantes vistas al Castillo y el Puente de Carlos. Es lo que ofrece este restaurante italiano flotante de dos plantas. Llama la atención la moderna cocina ubicada a la vista de todos los clientes, en el centro del restaurante donde se preparan, elaboran y montan los platos a la vista de todos los clientes. Hacen unas pizzas deliciosas con unos precios muy asequibles, por 13 euros el plato principal.
Una cerveza con Hemingway en Praga.
–Cervecería U Fleku. Es la cervecería más antigua de Praga y una de las visitas imprescindibles si vas a pasar unos días en la ciudad. Un local auténtico y genuino donde se reúnen praguenses y turistas para disfrutar de música en directo y la cerveza negra exclusiva que ellos mismos elaboran. El local es amplio, con un patio al aire libre interior y varias salas donde unos acordeonistas deleitan al cliente con música nacional e internacional. Podéis acompañar la birra con platos tradicionales, como el goulash con dumplings, una especie de estofado de carne con verduras.
–Cervecería U Pinkasu.- Es una de las mejores cervecerías de la ciudad. Hasta 1843 este local era una sastrería. En ese año, su dueño descubrió la cerveza Pilnsner. Tanto se enamoró de la rubia que decidió cerrar el taller y abrir la primera cervecería de Praga. Un local de estilo gótico en el que, entre trago y trago, podremos degustar comida checa. Una de sus especialidades es el pečené vepřové koleno, el codillo asado de cerdo.
–Museo de la cerveza.– Si te gusta la cerveza no puedes pasar por alto este sitio. Es el paraíso cervecero donde podréis saborear más de 30 tipos de birras. Ofrecen al cliente tablas de 5 o 10 tipos de cervezas para probar en tamaño reducido o si lo prefieres, las jarras que van desde los 50 céntimos a 3 euros. No es un museo como tal, sino un local auténtico, con buen ambiente y muchos días con música en directo.
–Hemingway. Está inspirado en el escritor y periodista estadounidense. Este legendario bar ofrece a los clientes una extensa lista de cócteles inspirados en los tragos favoritos de Ernest Hemingway. Su especialidad son los mojitos y los daiquiris. El local es pequeño pero su ambiente es muy agradable y acogedor, siempre lleno de gente de todas las nacionalidades. Sólo la decoración de las copas y el esmero que ponen los camareros para elaborar los cócteles, únicos y diferentes cada uno (incluido el posavasos) merece la pena parar, entrar y recordar a Hemingway con un mojito en la mano.
–Reduta Jazz Club. Es el club de jazz más antiguo de Praga. Se fundó a finales de los 50, durante la época comunista. Y desde su apertura se convirtió en un icono de la ciudad sabiendo conservar durante todo este tiempo el atractivo del local adaptado a la música y el teatro. Los “redutas” eran centros de diversión y música en la Antigua Grecia. Y al pie de la letra lo interpretó Bill Clinton durante una visita a la ciudad en 1994. En el Reduta Jazz improvisó una sesión de saxofón, regalo del entonces presidente checo Václav Havel. Hoy en día podemos disfrutar de conciertos de jazz moderno, fusión, soul, blues góspel y latino a cargo de grandes bandas nacionales e internacionales. Todo, a partir de las 21.30 horas de la noche.
Excelente artículo Noelia, me gustaría conocerlos a todos esos bares…
Muchas gracias! Espero que pronto tengas la oportunidad de ir a Praga y disfrutar de todos esos lugares. Un saludo!
Bien trabajo chicos … Anima a viajar descubrir y saborear ….
Muchas gracias Salah. Un saludo 😉
Bendiciones.
Buen artìculo. Me gustarìa visitar Praga alguna vez en mi vida. Por lo pronto recomiendo unas escapadas de fin de semana.
Saludos.