Es de noche en Boyle Heights, un lugar peligroso según todas las guías. Austeras casas angelinas, con su porche ajardinado, jalonan calles infinitas de doble dirección. Voy siguiendo la ruta que marca mi oído. El estridente sonido de una guitarra eléctrica machaca los golpeteos de una batería afónica. Estoy cerca, lo noto cuando el ruido se va convirtiendo progresivamente en música. Busco una casa mientras varios jóvenes chicanos me adelantan, llevan el pelo de colores, botas militares y tachuelas adosadas a los chalecos. Me miran raro y pasan de largo. 100 metros más allá una nube de polvo se alza sobre una pobre luz amarillenta y un ruido infernal. Pago 3 dolares a un tipo que está en la cancilla y entro en el porche de una vieja construcción. Hay una canasta sin red colgando de la puerta del garage. En el jardín detecto lo que pudo haber sido un tobogán hoy cubierto de herrumbre. Hay mucha gente pululando, la mayoría menor de edad. Beben cerveza y se mueven en trance. No hay escenario, ni equipo de sonido, ni fans, sólo gente tocando y chicos moviéndose en circulo y haciendo pogo. Hay concierto en el patio trasero. Estoy en el Este de Los Ángeles., el East Los.

Todos las noches de viernes y sábado, nieve o truene, en el Este de Los Ángeles, Estados Unidos, se puede disfrutar de 3 o 4 conciertos en el patio trasero de otras tantas casas. A ellos acuden adolescentes chicanos demasiado jóvenes para beber pero no para mostrar una pasión desmesurada por el caos. Inclinados habitualmente hacia el hardcore y el punk, en realidad no hay límite de estilos: Oi, Ska-core, Grind-core, Krust, Horror Hardcore, Street Punk, etc. Muchos de estos grupos tienen la misma vida efímera que estas improvisas salas de concierto, otros sin embargo han perdurado al paso del tiempo y a las persecuciones policiales.

Aquí no hay contratos, ni managers, ni pipas (entiéndase técnicos, de las otras probablemente si), sólo una red jóvenes con pasión por hacer y escuchar música. Su marketing es a través de los teléfonos móviles, y su caché rara vez alcanza cuesta más de lo que cuesta un paquete de cervezas. Ha sido así durante 4 décadas. Los Lobos se hicieron grandes después de recorrer en los 70 los patios del Eastside. En los 80, los restos del punk convirtieron el garage en hardcore y bandas como The Brat, los Stains o The UndertakUer se hicieron un hueco en el circuito. Eso hizo que en los 90, Union 13 saliera de Boyle Heights para grabar con la multinacional Epitaph. En los patios traseros se descargan muchos watios pero también mucho odio y frustración. La de una generación de hispanos que ha crecido sin ser respetados.

Los Ángeles no es sólo glamour y lujo, también es el East Los. El hijo bastardo de esta ciudad se extiende desde los puentes que cruzan el río Los Ángeles y tiene como frontera oficial, Indiana Street, en el corazón de Los. Con fama de peligroso y sórdido, gran parte de los habitantes del oeste nunca han puesto un pie en el este, mientras que los de esta parte de la ciudad peregrinan al lado más pudiente como mano de obra barata de empresas y potentados. Los guías turísticos que promocionan las virtudes de Hollywood y Venice Beach advierten a sus visitantes para que eviten las zonas peligrosas, como el Este y South Central.
Por culpa de esto, los esfuerzos de los artistas del Este, desde pintores a escritores, pasando por actores o músicos, rara vez se conocen. Por cada Anthony Quinn o Los Lobos que han aparecido a este lado del río, han surgido cientos de grupos que han sido profetas en su barrio porque en el exterior no podían ni siquiera probar suerte.

El East Los ha sido durante mucho tiempo el hogar de una gran y vibrante escena punk y de un movimiento underground tan diverso y emocionante como cualquiera de las escenas más célebres de Los Ángeles. Una movida que ha prosperado sin ningún tipo de ayuda de los grandes medios de comunicación, sin sellos discográficos y sin la presencia de clubs con solera. La falta de una escena permanente en la zona, por no hablar de la virtual imposibilidad de la mayoría de las bandas que tocar en cualquiera de los clubes de Hollywood, llevó a la aparición de las «backyard parties» o fiestas del patio trasero (también conocidas como «fiesta de fumados»). La mecánica es sencilla: encontrar a alguien con unos padres tan benevolentes que te dejen organizar un concierto en el garage o en el patio; hablar con 3 0 4 grupos para que toquen esa noche; hacer unos flyers anunciando el show; repartirlos en los alrededores de grandes centros comerciales o auditorios, y en los máximos lugares posibles; agenciarse un par de barriles de cerveza, mínimo; y cruzar los dedos para que la policía llegue cuanto más tarde mejor.

Son conciertos en garages vacíos, jardines, porches o patios traseros. Por tres dolaroes o menos, se pueden juntar 300 0 400 personas en una noche. Son sobre todo jóvenes criados en hogares rotos, que utilizan este tipo de eventos para descargar su furia y su odio, como una vía de escape para olvidarse de su vulgar vida y divertirse. Es una fiesta pero también un modo de vida, son como una familia, casi siempre son los mismos y, a pesar de la violencia, se cuidan y se dan cariño. A veces toman casas abandonadas, llevan un generador que algún vecino engancha a su corriente. La gente se entera a través de SMS o Whatsapps de dónde es la cita ese fin de semana y qué grupos van allí a tocar.

Los grupos no ganan dinero, más bien lo pierden. Pero a cambio sienten que la gente les da afecto tocando en los patios, una sensación mucho mayor que la podrían tener al tocar en un club. No hay ni radio, ni televisión, ni prensa musical interesada en estos chicos. Su escena, sus fans están en los patios. Al menos, hasta que llega la policía.

Bandas.-
No creo que se pueda hacer una lista de las bandas que pululan por los garajes y patios del East Los. El problema es que, aún hoy en día existe muy poca información sobre ellas. Los Stains fueron los primeros en hacer punk al este de LA en el año 1978. Estos son algunos de los más interesantes:
Total Chaos.-
Son los veteranos de la escena del East Los. Nacieron en Pomona y llevan desde 1989 tocando. Total Chaos tienen 9 discos, entre ellos algunos editados para Epitaph.
Proyecto Makabro.-
No han grabado aún ningún disco pero canciones tienen para forrar varios garages. Proyecto Makabro son una banda formada en barrios como Lynwood, South Gate, Iglewood, Long beach, Compton o South central. Tocan desde ska-core hasta reggae pasando por todas las variaciones del punk.
Apostasis.-
Esta banda de 4 chicas han grabado recientemente su primer EP compuesto por 4 canciones muy rabiosas.
Procedentes de Boyle Heights, esta banda de hardcore punk tiene a una de las personas que más está haciendo en la escena de las fiestas de patio. Nacho Rodriguera celebra y promueve espectáculos por toda est parte de la ciudad, manteniendo el espiritu originario de las «backyards parties».
Zonas.-
En cualquiera de los Fanpage de los grupos que he linkado más arriba se pueden ver algunos de los lugare donde se celebran las «backyard parties». Como comprenderéis, la localización se lleva de manera discreta para que la policía no pueda saber de antemano donde se va a celebrar un concierto y vaya a cancelarlo. Aún así, se podriá decir que hay muchos conciertos por Boyle Heights, en los alrededores de la escuela de la avenida Euclide; en Lincoln Heights; en la zona de El Sereno (bastante más peligrosa que las anteriores); y en South Central.