En unas horas me voy de viaje por Bretaña. Llevo un par de semanas contando los días para descubrir una de los rincones más bellos de nuestra vecina Francia. Al principio pensé «no voy a ver nada antes de ir para dejarme sorprender».La intención duró dos días. Al tercero ya estaba con la Lonely Planet de Francia en la mano buscando pueblos medievales, ojeando playas, leyendo sobre las ciudades… y mirando vídeos en internet.
No me he podido resistir. La curiosidad me ganó. Durante cuatro días recorreré fortalezas, castillos, acantilados y faros en una tierra salpicada, siglos atrás, de guerras territoriales. Mi punto de partida no podía ser otro que Nantes, la ciudad que un día fue capital y sede del ducado de Bretaña y que alumbró a un genio, Julio Verne. Hoy pertenece a la región de los Países del Loira. Desde allí, la primera parada será La Gacilly. Puede que no lo conozcáis. Pero ¿os suena Yves Rocher? En la Gacilly está el jardín botánico de una de las mayores industrias cosméticas europeas. Una propiedad privada de más de 5 hectáreas de extensión donde se ubica la planta industrial que está abierta al público de manera gratuita. Desde junio a septiembre La Gacilly además es bastante visitada porque celebra el Festival de Fotografía al Aire Libre con trabajos de personas destacadas dentro de la fotografía y el periodismo. Llego por los pelos.
El recorrido continuará hacia la capital bretona, Rennes. Una ciudad con más de 2.000 años de historia, cruce de caminos desde época romana, donde conviven elegantes y bellos edificios en el centro de la capital. Auténticas joyas turísticas como el Palacio del Parlamento, reabierto en 2004 tras un incendio iniciado por unos pescadores cuando se manifestaban en el 94, o el Museo de Bellas Artes con una galería de curiosidades, con antigüedades e ilustraciones que estoy deseando conocer. Para reponer fuerzas en el camino, nada mejor que la Creperie St Geporges. Un local con clase y estilo propio, tradicional y glamuroso, con singulares muebles morados, verdes y dorados
En este viaje por Bretaña, no me iré de la capital sin conocer uno de los mercados más fieles de Rennes y el segundo más grande del país galo. Desde hace cuatro siglos, cada sábado bretones y turistas (estos últimos más bien en las últimas décadas) acuden en masa a uno de los mercados con más solera del país, el mercado des Lices. Cesta en mano y con todos los sentidos en alerta buscan los mejores productos que más de 300 artesanos y comerciantes exponen desde las 7.30 de la mañana hasta las 13.30 horas aproximadamente.
Dejaré Rennes para desplazarme hacia el sur de la región y llegar a la medieval Vannes. Con vistas al golfo de Morbihan es una de las ciudades que más ganas tengo de conocer. Conserva un excelente ambiente medieval salpicado de islas y yacimientos neolóticos. Espectaculares fortificaciones rodean las calles y plazas adoquinadas de este lugar que presume también de tener puerto deportivo y estar rodeado de coquetas casas adosadas y cafés.
El recoveco del sur de Bretaña, el Golfo de Morbihan, es un paraíso de unas 40 islas que contiene numerosas especies de aves y uno de los manjares más exclusivos, las ostras. Algunas de esas islas son privadas y otras públicas. Además, es una zona muy conocida por sus majestuosos megalítos celtas que se alzan en buena parte de la zona. Todas ellas emergen de aguas poco profundas del Morbihan para forman un bello mar interior accesible desde Vannes. Precisamente desde allí, viajaré en barco hasta la isla más grande del golfo, la isla de Moines (Ile Aux Moile) de 6 kilómetros de largo. Es pública. Será otra manera de conocer Bretaña, desde sus islas y así poder contemplarla desde el agua y deleitarnos con espectaculares paisajes que nos regala la naturaleza. Allí podré ver de cerca un criadero de ostras, una bonita manera de aprender y aportar algo más a mis humildes conocimientos de este molusco donde es probable que pruebe uno de los manjares gourmet.
Ese será, como os comentaba al principio, mi próximo viaje por Bretaña. Una ruta medieval, natural, de ostras y mar. En la práctica, ya sabéis, sobre la marcha todo puede cambiar. Y los cambios, como dice un buen amigo, siempre son para mejor. Sé que Bretaña es más. Para esta primera toma de contacto, sentiré, oleré, escucharé y saborearé una de las regiones galas que más encanto desprende, más historia cobija y naturaleza envuelve. ¿Me acompañas?
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Au Revoir.
Uno de mis destinos favoritos. Ya estoy deseando volver y perderme por sus bosques. Mi ruta ideal sería https://viajesymapas.com/europa/francia/ruta-bretana-francesa-coche/
¡Bendiciones!
Debe estar interesante el tour. También sería bueno darse unas escapadas a la «Suiza de Sudamérica» (o sea Uruguay).
Saludos.