Este texto lo encontré manuscrito en una hoja suelta dentro de un libro. Acababa de sacarlo de la Biblioteca Pública y nada más abrirlo para oler sus páginas, cayó al suelo no sin antes hacer un giro con doble tirabuzón. El libro se titulaba «Yo maté a Kennedy» de Manuel Vázquez Montalbán. La carta decía lo siguiente:
«Siempre fui eso que llaman un hombre del partido. Empecé pegando carteles y llenando pabellones en los mítines y poco a poco conseguí ir escalando puestos dentro del partido hasta llegar al cargo en el que me encuentro, en primera fila de la política nacional.
El camino fue fácil, sólo tenía que ir siguiendo las directrices del partido, no replicar si algo no me gustaba o como mucho mirar para otro lado cuando veía algo sucio. El problema es que poco a poco todos los ideales que me hicieron afiliarme fueron quedando enterrados entre comisiones, sobornos y palmaditas en la espalda.
Y así me encuentro ahora, mañana el juez me llamará a declarar como imputado por una de esas comisiones que recibí por mirar hacia otro lado y el partido negará toda implicación, me veré como se suele decir sólo ante el peligro. Pero no pienso irme sin darme un homenaje, todavía conservo la tarjeta de gastos del partido y esta noche me haré una ruta por los mejores restaurantes valencianos.
Empezaré por el restaurante Vertical, el mejor sitio de Valencia para disfrutar de la puesta de sol con una copa de Möet en la mano. De comer, unos entrantes, quizás una esferificación de Bloody Mary o una mouse de foie con gelatina de Pedro Ximenez. No sé, o quizás simplemente dejaré sorprenderme por la cocina del chef Jorge de Andrés.
De ahí la ruta sigue obligatoriamente por el restaurante La Sucursal, ubicado en el Instituto Valenciano de Arte Moderno. Ahí seguro que pido mi plato favorito el arroz de tripas de bacalao con espardeñas y coliflor. Puede que mientras me preparan el arroz vaya matando el apetito con un tartar de tomate acompañado de tonyina de sorra y una copita de algún buen vino.
Tendré al chófer en la puerta con el coche preparado para seguir la ruta, no puedo perder mucho tiempo si quiero visitar el resto de los restaurantes y que aún me sobre tiempo para acercarme al barrio del Carmen y tomarme un par de jarras de Agua de Valencia.
Mi última gran cena continuará por el restaurante RIFF. El mejor sitio para poder disfrutar de los vinos de la variedad Riesling, una variedad de uva alemana que produce unos vinos excelentes. Para abrir el apetito una ostra al curry y como plato principal tendré que decidir entre un arroz “brut” con polvo de sepia o unos guisantes de río con cigala, aunque quizás me pida las dos.
Debido a la cercanía, seguramente aprovecho para dar un paseo hasta el siguiente restaurante. Así disfruto del buen clima de la noche valenciana y voy haciendo un poco de hambre para poder disfrutar de la cocina del restaurante Ricard Camarena.
En el Ricard Camarena tengo muchos platos preferidos, pero después de recorrer los otros restaurantes creo que directamente pediré los postres. Algo ligero para cerrar la noche como la ensalada de frutos rojos en infusión de remolacha o la calabaza asada con helado de yogurt. Lo que seguro no falta es bizcocho etéreo de chocolate y avellanas con una copita de vino dulce.
La puerta suena y despierto de esa fantasía gastronómica que mi cabeza estaba planeando al detalle. Voy a abrir pensando que será el chofer que ya ha venido a recogerme. Es la policía, el juez ha ordenado prisión preventiva por riesgo de fuga y parece que pasaré la noche en la cárcel. Finalmente parece que esta noche no comeré tan bien como imaginaba…»
Devolví el libro pero me quedé con la carta. Aquí la reproduzco tal como la leí y la saboreé.
Muy original el artículo y muy interesante el recorrido que hace por los mejores restaurantes de Valencia…
Jeje, bonito cocktail de actualidad y comida, lo podría haber firmado el mismo Vázquez Montalbán. Que suerte el que pudiera hacer esa ruta gastronómica 😉
Muy chulo el reportaje, me gusta!!
¡Gracias! Me alegra que te guste 🙂