Algunas ideas para exprimir al máximo un viaje

turista vs viajero
¡Qué antiguo, trasnochado e irreal es este debate!

Cada cual tiene su manera de viajar. Todas son buenas. No hay viajeros o turistas ni más auténticos ni más avezados, ni siquiera mejores que otros. Cada cual capta la esencia a su modo, a su ritmo, según sus propios métodos y su propia cultura. A unos les interesan los monumentos. A otros callejear sin rumbo. Hay gente que se pasa una mañana entera visitando lo que queda de algún edificio que en su día fue algo maravilloso. Hay personas que llevan la maleta vacía para traerla llena de objetos que compran durante días y días vagando por las boutiques de alguna megalópolis. Y eso es lo bueno,  que como un reflejo de la vida, cada uno viaja como quiere.

Sí soy de los que cree que siguiendo unas pocas sugerencias, uno puede regresar a su hogar con la satisfacción de haber tenido una mejor experiencia mientras viaja. No hablo de esa sensación momentánea de haber triunfado regateándole a aquel vendedor del zoco de Túnez. Ni la que podríamos sentir los  días inmediatos a nuestra vuelta a la realidad cuando colgamos en Instagram el retrato que le hicimos a un niño indio y que tan resultón nos quedó. Trato de hablar de esa sensación que aflora en lo más íntimo cuando después de haber pasado algunos años, el amigo que va a embarcarse en el viaje que tú hiciste ya ni te acuerdas cuando, te pide consejo y descubres que se hace presente. La verdadera experiencia que mezcla recuerdos con sensaciones y que nos transporta de manera súbita sobre el terreno olvidado del destino. Eso que parece difícil creo que es posible siguiendo algunas pequeñas ideas que son fruto de mi propia experiencia viajando. No es un catecismo, ni siquiera un puñado de mandamientos sobre el buen o mal viajero sino sólo algunos consejos para exprimir al máximo un viaje, sea el que sea el que elijamos.

-Viaja sin cámara.-

No, tranquilo, nadie dice que no vayas a volverte a casa con algunas fotografías. Pero de ahí a estar obsesionado con hacer 2.000 fotos durante 4 días de viaje va un mundo. La idea es que viajes sin cámara (para empezar irás mucho más ligero de equipaje) y que en el lugar de destino te compres una cámara desechable, con un carrete de, por ejemplo, 36 fotos. Así apretarás el «gatillo» sólo cuando sea estrictamente necesario. Esto hará que te fijes en los detalles que realmente merecen la pena de tu viaje: las personas que has conocido; las puestas de sol que has disfrutado, la magia del ambiente de las calles…A menos fotos, más acierto.


Si te sirve de inspiración te dejo un documental de Steve McCurry y el último rollo de Kodak.

-Pregunta.- 

Los móviles nos han alejado de la gente local. Así de claro. Y cuando el roaming se implante de manera definitiva será la perdición. A mi me ha pasado en los últimos viajes. He conectado los mapas del móvil para buscar tal o cual calle o plaza. Pero eso me ha hecho reflexionar, y he llegado a la conclusión de que no me gusta. Cuando he preguntado a una persona que me orientara con un ajado mapa delante me he sentido más integrado y cercano a los lugareños. En algunos casos hasta me han acompañado hasta el sitio que intentaba localizar. Y claro, a través de esa caminata me han contado historias de la ciudad o el lugar donde me encontraba o me han recomendado más de un local que, utilizando el móvil para orientarme, nunca hubiera conocido. Así que el móvil para llamar a la familia, nada más.

Coge más el tren.-

El tren tiene esa magia, esa pátina de romanticismo y melancolía que permite abstraerse para imaginar, fabular o planear con mayor acierto. Nuestra cultura nos condiciona a coger el coche si son distancias más o menos cercanas, y a tirar de avión si vamos al extranjero. Al menos una vez cada cierto tiempo sería recomendable probar a dejar el coche en casa y emprender la marcha en el tren. Aunque creas que debes estar sujeto a los tiempos que marcan los horarios de los trenes podrás comprobar todo lo contrario: te sentirás más libre y con menos ataduras.

-Compra en tiendas locales.- 

El mundo globalizado tiene sus cosas buenas pero también sus inconvenientes. Cuando uno viaja encuentra normalmente los mismos artículos pero con otra forma. Productos fabricados en China que  se venden a por mayor en tiendas turísticas calcadas desde Singapur a Londres. Eso por no hablar de la proliferación de tiendas en cadena: Zara, H&M, Vans….En todos las ciudades hay barrios que se caracterizan por ser un nicho para fabricantes locales, artesanos que además de elaborar productos de calidad ponen el sello del lugar en cada uno de ellos. Hablo de Kreutzberg en Berlín, Malasaña o Chueca en Madrid, Sodermalm en Estocolmo, el Pearl District en Portland, Dalston en Londres, Fitzroy en Melbourne o Beyoglu en Estambul. Además de volver con un recuerdo único de esa ciudad también estaremos contribuyendo a que todas estas tiendas locales, en su mayoría en manos de pequeños creadores, sigan adelante.

-Escucha música local.- 

Hazte una lista de grupos de música locales, sea cual sea tu estilo y utilízala como banda sonora durante tu estancia en el país de destino. Aprovecha algún momento de tu estancia para ponerte los auriculares y empaparte del olor y el paisaje que tienes antes tus ojos mientras la música embauca tus oídos.

-Lee.-

Hace no mucho oí a un gurú de los viajes que no recomendaba viajar a un lugar con un libro que tuviese como escenario ese mismo lugar. Pues yo creo que se equivoca. Mientras recorrí Egipto a bordo de un crucero me empapé del Nilo leyendo a Agatha Christie; mi viaje a Nepal fue mucho más enriquecedor gracias a Las Montañas de Buda; y El hereje de Miguel Delibes me inspiró la Valladolid de Carlos V que de otra manera no hubiera conocido.  Ya sea con una novela, un libro de poemas o una obra de teatro, leer una obra con el lugar dónde nos encontramos de trasfondo lo hace mucho más enriquecedor, fecundo y también inspirador.

-Ponte al día.- 

Bucea por los medios locales. Lee sus periódicos, mira su televisión, escucha su radio…aunque no llegues a entender nada. Hoy no hay excusa para saber qué ocurre en el lugar al que nos dirigimos o en el que estamos pasando algunos días. Entérate de su realidad política, quien gobierna, qué problemas tiene la sociedad, qué iniciativas están proyectando. Todo ello te hará tener una visión mucho más enriquecedora de tu viaje.

-Haz un diario.- 

Cuanto lo que haces pero sobre todo cuenta lo que sientes, lo que traspasa la piel y te llega. Intenta transcribir diálogos interesantes con camareros, dependientes, transeúntes, taxistas…Ellos te contarán aquellas historias que no encontrarás en ninguna guía ni manual. Pega entradas, flyers y todo tipo de documentos que te llamen la atención, son los mejores souvenirs que te traerás del viaje porque acumularán tu experiencia en el destino.

 

6 COMENTARIOS

  1. Couldn’t agree more! You have to mingle with locals, eat their food, listen to some of their music, it’s essential if you want to meet that country and people you came to. It’s not the photo you’re going to bring home, right? But that amazing memory! 🙂 That’s how a traveler differs from a tourist. Thanks for sharing, enjoyed reading it!

  2. Some great tips, many of them that I’m already following. For me photographing is an important part of traveling but I do not travel to photograph, to over do it and even less to show that I have been there, but to capture details. Would love to start doing travel diaries or journals.

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