Arranmore, una isla de novela en Irlanda (1 de 2)

Paisaje de Arranmore Island, Donegal, Irlanda

Me hubiera gustado ser escritor. De hecho, hace unos cuantos años, cuando estaba en la universidad, escribí una especie de relato juvenil en el que se mezclaba alcohol, juerga, chicas y música. No estaba mal, pero contenía demasiados excesos provocados por la edad. Estaría bien componer alguna novela que mezcle ficción y realidad, que cuente historias que se entremezclan, que ruede natural como un tren sobre sus raíles. Emular al maestro Capote y practicar un periodismo puro y descriptivo, un periodismo despojado de lugares comunes, prisas e instantes, y que sólo mantenga un cordón umbilical con la realidad: el cierre.

No sé si algún día me atreveré a ello, pero si lo intento el lugar ideal para hacerlo sería Arranmore, una isla muy pequeña al oeste de Irlanda donde flotan las musas literarias. Arranmore Island es un lugar lleno de historias, de leyendas y de personas curiosas, una perfecta representación del país. Un sitio en Irlanda con argumentos y personajes que merecen ser contados.

Ferry desde Buttonport a Arranmore Island, Donegal, Irlanda

Para llegar a Arranmore, perteneciente al condado de Donegal, hay que coger el ferry en Buttonport, un muelle muy pequeño con espacio suficiente para 2 barcos y con poco movimiento. El trayecto hasta nuestro destino, el puerto de Leabgarrow, zizaguea entre una serie de pequeñas islas antes de cruzar a aguas abiertas del Atlántico. Arranmore es una isla muy pequeña, casi invisible si no se pega la vista al mapa, mide 20 km2 y se puede recorrer en unas cuantas horas a pie. En ella viven unas 500 personas y, como muy bien cuantifica el compañero de Travel Inspirers, Sergi Tortell, hay 6 pubs, una iglesia y un taxista.

En el barco en ruta hacia Arranmore Island, Irlanda

En el barco camino de Arranmore Island, Donegal, Irlanda

Como todas las historias que merecen la pena, la de Arranmore también tiene su lado trágico, y la contaremos más adelante porque en la dársena nos espera Thomas Costello. Es el taxista que nos va a enseñar la isla, y por su apariencia no podría negar su procedencia: bajito, de piel blanca, con el pelo color zanahoria y una verborrea imparable. Hasta que consigue estresarnos Thomas nos relata cada una de las edificaciones que nos salen al camino, y cada foto que nos muestra el paisaje. Él es el único taxista de la isla. Arranmore es un lugar apacible, tranquilo y muy íntimo. Cada uno tiene su propia casa separada como mínimo cientos de metros de la más cercana. Todos se conocen y todos son comunidad, pero cada uno desde su parcela.

Iglesia de St. Crone, Arranmore Island, Donegal, Irlanda

Thomas se gira sobre sí mismo en su asiento del taxi con la facilidad de una peonza. Habla ufano, no esconde el orgullo por su tierra cada vez que cuenta la historia de alguno de sus rincones. “Somos pocos y bien avenidos. En verano, la población de Arranmore crece el doble porque mucha gente que está fuera trabajando regresa a la isla, también vienen muchos turistas y, últimamente decenas de estudiantes que quieren aprender gaélico”. Comentarios demográficos que realiza en una nueva urbanización en construcción junto a la Oficina de Turismo, muy cerca de la coqueta Iglesia que santifica la isla. El templo en honor a St. Crone es muy acogedor, de madera oscura por dentro, y parece protegernos de todos los males de afuera. La Iglesia mira al mar y su interior está lleno de plegarias de niños que, supongo, han hecho o harán la comunión en fechas próximas. Una placa de mármol recuerda a los marineros de la tragedia del 35.

Gente paseando por Arranmore Island, Donegal, Irlanda

La historia de este amargo naufragio recorre y deja un aire melancólico en cada rincón de la isla. Todos los habitantes la conocen y cierran los ojos cuando hablan sobre ella. No ocurrió hace tanto tiempo. Fue en 1935, el 9 de noviembre, un sábado que regresaban a Arranmore 15 isleños después de haber estado trabajando en la recogida de la cosecha en Escocia. En el barco además, viajaban otras 5 personas, familiares y amigos que se habían acercado a Buttonport al encuentro con sus seres queridos. La yola dejó Buttonport y tomó una ruta más corta pero más peligrosa para que la noche cerrada no sorprendiera a los pasajeros a mitad de camino. Edward Gallagher era el capitán del barco a quien acompañaban 7 hijos, 5 hombres y 2 mujeres. De repente , Johnny Rodgers, el vigía advirtió del peligro de encallar contra una roca. Rápidamente, 4 o 5 hombres intentaron arriar las velas del mástil, pero fue demasiado tarde. La pequeña embarcación que transportaba a 20 personas a bordo se empotró contra una mole que emergía del mar rompiendo la quilla y arrojando a varios marineros a las frías aguas.

Perfil de la Isla de Arranmore, Donegal, Irlanda

 Estaban ahí, ahí mismo», señalaba Thomas mientras la voz le temblaba levemente. Imagino cuantes veces, esos dedos regordetes han apuntado hacia aquella dirección preguntándose porqué. “Fue algo inexplicable, estaban a unas 4 millas de esta orilla, aquí junto a la iglesia, pero nadie sabe porque el barco se empotró contra la roca y produjo la tragedia”. Aunque la orilla es abrupta y las piedras de todos los tamaños sobresalen como propias de un lugar salvaje, aquella noche el mar estaba en relativa calma.

(Continuará…)

 

4 COMENTARIOS

  1. Información Bitacoras.com…

    Valora en Bitacoras.com: Me hubiera gustado ser escritor. De hecho, hace unos cuantos años, cuando estaba en la universidad, escribí una especie de relato juvenil en el que se mezclaba alcohol, juerga, chicas y música. No estaba mal, pero contenía de…..

  2. Muy bien narrado, parece que estaba allí con vosotros, a ver cuando terminamos con la historia, no puedo esperar. Saludos viajeros.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí